Balmaseda Entre Cantones
Fiebre tifoidea
Fiebre, cefalea, estupor, roseóla en el vientre, tumefación de la mucosa nasal, lengua tostada, úlceras en el paladar, quizá hepatoesplenomegalia y como no, diarrea. Eso es lo que pudieron sentir muchos balmasedanos y balmasedanas hace casi un siglo y que condujo a la muerte de al menos a un par de ellos. Así lo recigia la prensa en el año 1929.
El agua fue responsable de aquella tragedia o mejor dicho y siempre según lo que nos indican las noticias la mala gestión de los responsables de la Compañía de aguas. Una mala gestión que hizo intervenir a las máximas autoridades, ya que el asunto fue tratado en Consejo de Ministros.
La Vanguardia 19 de setiembre de 1929
POR QUÉ SE MULTÓ A LA COMPAÑÍA DE AGUAS DE VALMASEDA
De la multa a la Compañía de aguas de Valmaseda
En el Consejo de Ministros celebrado anoche, como ya se dijo en la referencia oficiosa de la reunión, se aprobó una Real Orden del Ministerio de la Gobernación imponiendo a la Compañía de Aguas de Valmaseda (Vizcaya) una multa extraordinaria de 25.000 pesetas, que se cumplirá por procedimiento de apremio judicial, disponiéndose que mientras no esté satisfecha se impedirá a la compañía de referencia disponer se sus cuentas corrientes, depósitos y bienes muebles e inmuebles.
Se dispone además que el gobernador civil de Vizcaya pase al tanto de culpa a los tribunales de justicia para depurar las responsabilidades en que hay incurrido dicha empresa y que además se conmine a esta con la incautación por el Ayuntamiento del servicio que presta, si desde luego no pone en ejecución los medios para normalizar rápidamente el servicio en las condiciones sanitarias, a menos de no poder hacer por motivos de fuerza mayor, en cuyo caso habrá la empresa de comunicarlo inmediatamente al alcalde de Valmaseda y a las autoridades provinciales indicando las causas que lo impiden.
En los resultados de la disposición se hace constar que en Valmaseda se origino una epidemia tífica que produjo 48 casos con dos defunciones, comprobándose el origen hídrico de la epidemia referida y la contaminación de las aguas suministradas a domicilio por la compañía de aguas de Valmaseda.
Año y medio después hubo otra epidemia de fiebre tífica originada también por la impurificación de las aguas de esa empresa a causa de la falta de protección de la canalización y del depósito de almacenamiento en el que algunas veces llegó a lavarse ropa, acusando el agua de este depósito, según examen de laboratorio, existencia de bacterias de origen intestinal, sin que la compañía pusiera los medios para evitarlo.
Como resultado de estos hechos el gobernador de la provincia ordenó la ejecución inmediata de las obras necesarias para modificar las condiciones higiénicas del abastecimiento, invitando a la empresa a que lo pusiera a cubierto a cubierto de contaminación o bien que procediera a efectuar la depuración de las aguas.
La empresa optó por esto pero anduvo tan remisa y dilató tanto la instalación depuradora de agua, no obstante la actitud enérgica del gobernador, que hasta el pasado febrero no inauguró aquella y hasta el mes de junio solo funciono un par de veces.
En julio último se le amonestó nuevamente y como seguía la impurificación de agua y continuaban los casos de fiebre se hizo precisa la intervención del poder público, para acabar con la negligencia de la empresa, imponiendo como medida de dictadura sanciones severas y ejemplares.
Año y medio más tarde la noticia todavía coleaba en la prensa.
La Vanguardia 28 de febrero de 1931
Notas Telegráficas
La compañía de aguas de Valmaseda consiguió la condonación de la multa de 25.000 pesetas que la Dictadura le impuso por servir aguas en mal estado de salubridad pero no ha podido evitar el procesamiento y como no puede aportar la fianza que le pide el juzgado que asciende a 200.000 pesetas, para responder a los perjuicios y costas, la autoridad se ha incautado del servicio administrativo, nombrando un depositario para las recaudaciones.
El asunto apasiona a Valmaseda.