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Gonzalo Santamaría Alonso.

 

 

 

El  grueso de la población anhela tener un trabajo por cuenta ajena bien remunerado. Alguien podría pensar que en los tiempos que corren solo un loco o un genio renunciaría a tales privilegios. Nos encontramos por tanto ante una rara avis de las que necesitan algo más para sentirse vivas. Más cercano a los poetas, pintores o compositores, nuestro invitado necesita crear, transformar, imaginar,…

Ya nadie duda de su talento y de su influencia en la transformación del entorno. La duda es otra ¿podrá el entorno contener su talento? Nosotros en esta ocasión pensamos que nuestros cantones hace tiempo que  quedaron demasiado angostos para contener la incontinencia creativa de este pequeño genio. De momento nos queda disfrutar de su obra aunque algunas sean efímeras, léase el desfile acontecido en el Palacio de Horcasitas en fechas recientes, o cada uno se esos escaparates que la gente contempla con la misma atención que se dedica a un cuadro o a una escultura.

 

 

¿Cómo van las cosas? Bien, dicen que nadie es profeta en su tierra, pero en mi caso no es cierto, aunque también es verdad que viene mucha gente de fuera. Al principio da miedo pero la verdad es que cada año va mejor.

¿El boca a boca? Sí, pero también la página web y sobre todo el Facebook. Tenemos muchísimas visitas, las redes sociales son muy importantes. Hemos ganado un concurso de escaparates a nivel nacional de una marca de telas, Gancedo. Tuvimos 45.000 visitas en tres horas, la gente no paraba de compartir. Me llamaron de la fábrica y me dijeron que parase, porque el resto de los participantes no tenía más de 60. Fue tremendo, mil veces compartido en media hora.

En eso Balmaseda funciona muy bien. Sí, eso es cierto. Cualquier cosa en la que hemos necesitado la colaboración de la gente ha funcionado muy bien. Desde la columna que tenemos aquí en el local, forrada con botones de los clientes, hasta cuando hicimos lo del pato de goma por navidades o lo de los flamencos,… todo funciona bien.

¿Trabajas también fuera? Sí, en cualquier sitio. Estamos haciendo ahora las joyerías de Eguzkilore, por toda España.

Hablas siempre en plural. Sí, somos un equipo, aquí estoy yo pero todos somos importantes.

Pero empecemos por el principio, ¿Desde cuándo te viene esta vocación? Primero estudié en Sopuerta,  Máquina herramienta, que no sé por qué coño lo hice, después hice Delineación en Bilbao y más tarde Decoración y Escaparatismo.  Al finalizar empecé a currar en una ingeniería. Estaba en la oficina técnica encargado de veintitantos tíos, dibujando. Estuve trabajando allí durante 7 años y necesitaba cambiar de aires. Allí hacíamos obras a lo bestia tipo al Guggenheim o a las torres de Iberdrola,... y después decidí ponerme por mi cuenta.

¿Tiene relación? Sí, tiene que ver mucho con la delineación, además nosotros siempre estábamos diseñando las oficinas al completo, desde la obra hasta los cuadros. Allí ya tenía mucha relación con proveedores y gente relacionada con este mundo, lo que me hizo arriesgar menos.

¿Y lo de empezar en Balma? Cuando abrí la primera tienda tenía claro que iba a ser en Balma, la segunda después de hacerlo me di cuenta de que también se podría haber hecho en otro sitio.

¿En Bilbao? Sí, yo creo que en Bilbao no hay comercios de este tipo. Se hacen cosas parecidas, pero lo que hago yo no hay tanta gente que lo haga. Hay estudios de decoración, pero gente que te haga un proyecto completo, que llegué hasta el edredón o hasta las cortinas, no. Ese abanico tan amplio hay poca gente que lo maneje.

¿Hay que apostar por Balmaseda? Si das calidad la gente te busca, estés donde estés, pero también es verdad es que si estas en una capital es mucha más la gente que te pasa por la puerta, pero yo esta tienda no la quiero quitar, quiero que sea la primera.

De tus palabras se deduce que ya estás pensando en algo más. Sí, hay más cosas, proyectos con otra gente.

Viendo el éxito del desfile que preparaste en Horcasitas, parece que hay un nexo de unión entre la decoración y la moda. Sin duda. Hay lugares donde en un mismo local se ofrece decoración y moda, están estrechamente relacionados. Pero pueden ser complementos y una óptica, todo eso es viable.

¿Te atreves con el tema de la moda? Sin ningún problema, es uno de los objetivos, abrir una tienda.

¿Con diseños propios? En principio no, algo más comercial pero también se puede hacer, pero hay que ir paso a paso, porque en esta lonja no había nada, empezamos de cero y la inversión ha sido fuerte. Eso que hemos hecho mucho en casa, mi tío ha hecho el mostrador más todo lo que ha hecho aita, y encima aquí no te puedes parar, cada poco tiempo hay que darlo una vuelta. En este negocio hay que estar innovando continuamente, si te quedas quieto te caes. Es un mundo con miles de posibilidades.

¿En este mundo también hay referencias, gente que marca tendencia? Sí que hay, pero a este nivel de tienda menos. En otros niveles existen diseñadores que pueden realizar un mueble de cocina que puede costar 35.000€.

Es un negocio un poco elitista. Sí, puede ser, esto no es Ikea. Es verdad que tenemos materiales de todos los precios pero no es barato.

Sin embargo ha funcionado bien en Balmaseda. Muy bien y eso que la situación económica no es la mejor. Hablas con gente del gremio y te cuenta que hubo tiempos en que se vendía una barbaridad de todo. Yo me tiré a la piscina en el momento en que más crisis había, en el 2010. Pero no tuve dudas, arriesgaba  lo que arriesgaba, dinero, el local no era nuestro, estábamos en alquiler.

En otros países no parece nada descabellado emprender dos o tres proyectos antes de que salga uno bien, sin embargo aquí parece que tiene otras connotaciones. Sí, parece que aquí la estima queda tocada si un negocio no funciona, pero yo lo tuve claro. Era pasta, pero no tanta como ha sido ahora cuando montas tu propio local.

¿Necesitabas dar este paso? Sí, allí no podíamos seguir, era inviable. Luego las cosas salieron así porque la propietaria quería montar un negocio allí y o comprábamos o nos teníamos que ir. Justo salió esta oportunidad, en un principio no lo querían vender, pero los propietarios se pusieron de acuerdo. Yo pasaba por aquí y me fijaba todos los días en este local y pensaba, ¡Joder, qué bueno sería este local para mí! Todos los días que pasaba a trabajar me fijaba.

¿Habías contemplado otras posibilidades?  Habíamos mirado otros locales, alguno incluso en la plaza, pero no tenían los metros necesarios. Aquí tenemos 120 m2 y almacén. Estamos muy contentos.

Imaginamos que dedicarás a esto muchas horas. Muchísimas, sábados y domingos inclusive, pero organizándose bien también hay tiempo para divertirse.

¿No afecta a la vida personal? Al final estas involucrado en esto 100%. Hoy he venido aquí a las seis y cuarto de la mañana, he bajado a Bilbao a las ocho, he subido a las diez y ahora son las nueve de la noche y todavía no he ido a casa a comer.  He comido un pincho en un bar y hasta ahora.

Pero por muy trabajador que seas si no te gusta lo que haces… No, esto es vocacional sino es imposible. También es verdad que trabajas para ti, pero te tiene que gustar si no es muy complicado.

Hay un antes y un después de que tu llegues a Balma a nivel de decoración, de escaparates, ¿Eres consciente de eso? Bueno,..

Eres un referente ¿eso no lo negarás? Bueno ocurre que me han llegado a felicitar por cosas que yo no he hecho.

¿Cuántos escaparates llegas a manejar en un Balmaseda? Veintitantos o treinta fácil, que no son todos porque fuera también hago. Aquí en Balma se apuntan por medio de la Asociación de Comerciantes y piden que se los haga yo, pero a veces cuesta llegar a todos porque yo entiendo que tengo que estar en persona. Ese es un hándicap que tenemos, que aunque tengas gente que te ayude quieren verte a ti, y eso es complicado. El asunto es hacer una marca en lugar de una persona, pero eso es muy complicado.

Entre los creadores bien sean escritores, músicos, etc., suele haber miedo a que se acaben las ideas  ¿no te ha pasado nuca? Lo he pensado alguna vez. Pero me pasa otra cosa que es curiosa, que me parece raro que las cosas que se me ocurren a mí no se le ocurran a la gente. El otro día me llamaron para un proyecto a ver si me interesaba y antes de colgar ya le dije lo que pensaba hacer. Yo creo que cuantas más cosas haces más cosa se te ocurren.

Eso es un don. Sí, creo que es un don, o se tiene o no se tiene. Eso es como el que le gusta la música, no ha estudiado solfeo y es capaz de tocar. Estudiando se aprende de técnicas, de colores, pero si no se te ocurre no se te ocurre.

Tus padres estarán orgullosos pero ¿Cómo han vivido todas estas apuestas? Aita bien, siempre me ha apoyado, Ama también pero ha tenido más miedo. El hecho de dejar un curro como el que yo tenía donde ganaba bien, currando mis 8 horas,… Al principio tenían un poco de miedo a lo que pudiera pasar, pero luego lo han visto claro. El cambio lo hice con 30 años y si te sale mal siempre hay tiempo de volver para atrás.

Como emprendedor ¿Qué le dirías a la gente joven que ve el futuro con preocupación? Se pueden hacer cosas, hay que tener iniciativa y hacer cosas que te gusten. Haciendo algo que te guste es más fácil tirar para adelante. Hay gente que está haciendo cosas como Irati que ha cogido ahora el R&B o Salome, (Días de vino y más), que también ha sido emprendedora Yo creo que Balmaseda tiene muchas posibilidades que están sin explotar, un restaurante de nivel, un hostal, una tienda de deportes. Hay puebluchos por ahí en los que funcionan cosas de esas.

¿Cómo surge y por qué el desfile de modas en Horcasitas? Eso surge porque el representante  de una casa de telas, Gastón y Daniela,  vino un día a la tienda y nos dijo que nos donaba toda la presentación de la  colección nueva de  otoño-invierno, para que hiciese con ello lo que quisiera. Hay a gente a la que se lo han ofrecido y han hecho con ello cojines. Los ponen en el escaparate y ya está. A mí se me ocurrió hacer esto porque era el aniversario de la tienda. Estaba todo hecho con materiales de la tienda. El asunto era vender la imagen de la tienda y ser capaces de hacer un evento de esa magnitud. Cuatrocientas personas invitadas y no falló ninguna. Yo invité a unas pocas personas, pero el resto se apuntó por Facebook o vino a la tienda a apuntarse. No había ningún sitio guardado para nadie, todo el mundo fue sentándose según fue llegando. Siempre te da miedo que se te olvide alguien, pero hay que entender que eso es muy difícil de controlar. Yo desde el primer momento que lo anuncié ya puse que el aforo era limitado y que había que apuntarse previamente. El que quiso ir se apuntó rápido. De hecho las invitaciones se acabaron en una semana.

Quizá se te quedó pequeño y se podría haber hecho en otro sitio. Sí, es cierto, pero a mí me gustaba ese sitio. Me lo alquiló el ayuntamiento y fue genial. Ese lugar me gusta mucho, ya lo he utilizado más veces. La primera vez que se abrió en el mercado medieval fue idea mía y ya sabía que se podían hacer cosas dentro. Ahora ha quedado más claro que el agua. Es  un local para sacarlo chispas tal y como está, porque se pueden hacer muchas cosas, música, exposiciones, desfiles,… de todo, tienen una sonoridad espectacular. La coral que cantó gratis sonaba espectacular, cantó también una soprano que conocía y flipó de como sonaba.

¿Qué harías tú en ese local? Yo lo dejaría como está. Es un edificio ideal para crear, para conciertos, para mil cosas, porque la sonoridad es brutal y cuanta más gente hay, mejor suena. El otro día se repartieron los premios Hemendik del DEIA, allí hubiera quedado mucho más bonito de lo que quedó. Las fotos que allí se sacaron son muy buenas, incluso las sacadas con un móvil. Las mismas paredes son bonitas, ahora en decoración se lleva ese rollo un poco vintage. Estamos haciendo un administración de loterías en Bilbao y el tema de la imagen lo gestiona el Gobierno Central y hemos tenido dificultades, pero al final nos han dejado hacer lo que queríamos. El edificio tiene más de 200 años hemos sacado la piedra, las vigas antiguas apolilladas, los cables se ven colgados, va a ser una pasada de local, y eso es lo que se lleva, y no es que sea más barato que una obra normal.

¿El reconocimiento al trabajo llega?  El mejor es el de todos los días, el de la gente que pasa por la puerta del local, asoma la cabeza y te dice lo que le gusta el escaparate. Reconocimiento si tenemos pero de eso me gusta menos hablar. El desfile ha salido en los medios de comunicación y eso también es bueno para Balmaseda.

¿Cuánto tiempo te lleva pensar un evento de estos? Fue un día cenando en el Skamata. Yo sabía que iba a hacer algo pero necesitaba un hilo conductor, y sentado allí me di cuenta de que era el aniversario de la muerte de Cervantes. Así surgió, luego en prepararlo un mes o así.

¿Cuánta gente involucrada? Modelos eran 14, más los críos, la coral que eran 60 y la soprano. Elisa Suso que me ayudó y también Ana Arisqueta. El Narú me hizo el lunch, los del vía crucis nos dejaron las sillas,... Esas colaboraciones son lo que más valoro. Por eso digo que la gente de todos los días es la que te da el premio, más que ganar siete premios seguidos con escaparates que me ha pasado a veces. Que la gente se saque una foto en el escaparate a mí me llena mucho más que cualquier otra cosa, pero todo te llega. Ahora hay gente que sale en Navidad a ver los escaparates, eso antes no pasaba. El escaparate es una cosa importantísima, algo que vende terrible. Hay gente que no lo valora y otra que lo cuida y que lo mima. Eso que las grandes marcas cada vez son más minimalistas y ponen menos cosas. Si vas a Armani, hay un maniquí y nada más, pero eso son tendencias, es algo buscado.

¿Trabajarías para alguna gran marca? No estaría mal (risas), se podría probar, miedo no hay. Por ejemplo ya trabajamos con Eguzkilore no es una marca a ese nivel pero es una gran marca. Va  a abrir un local en Madrid.

Pero llegará  un momento en que no puedas llegar a todo. Hay cosas que hago más por sentimiento que por motivos económicos, por ejemplo el bar Narú con el que llevo haciendo cosas desde hace años.

¿Cuál es el trabajo con el que más satisfecho te has quedado? Una tienda que hicimos en el Casco Viejo. El local estaba cerrado desde el año 83 y el día que entramos nos salían las ratas entre las piernas, esto es literal. Era una colchonería vieja de y el resultado fue espectacular, encima con poco dinero. Está en Carnicería nº20. En general todos quedan bien pero ese era especial por el lugar que era.

¿Hay gente que le ocurre lo contrario?, ¿Qué lo que ve no es lo que esperaba? Normalmente la gente que viene ya sabe lo que hay y te deja mucha manga ancha. Entonces si tú le explicas bien el objetivo es difícil que ocurra eso. La gente se deja asesorar pero para todo, hasta para comprar un edredón.

¿Haces de todo? Yo he hecho de todo. He ido a colgar un cuadro a una casa. Esto ahora lo hace mi tío, pero la gente pregunta a ver dónde estoy yo.

¿En que estas ahora? En muchas cosas. Estamos preparando la página web para venta online y eso aquí es muy complicado porque aquí el jarrón que entra una vez en la tienda no se vuelve a repetir.

¿De que te surtes? Sobre todo de ferias, también de muchos proveedores que vienen aquí, algún artesano, como una portuguesa que nos confecciona  edredones, pero sobre todo de ferias. A mí me gusta ver lo que compro porque por en un catálogo a veces es muy complicado. Sobre todo voy a Madrid y a Paris.

 

 

Son cerca de las diez de la noche y el teléfono suena una vez más en el estudio, Gonzalo se disculpa y pulsa el botón rojo otra vez, casi en modo automático. Podríamos preguntarle mil cosas más pero entendemos que por hoy ha sido suficiente. Nos despedimos con un hasta luego porque tenemos el convencimiento de que serán muchas las noticias que seguirá generando Gonzalo Santamaría.

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