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LA MUJER EN BALMASEDA, COMO ESPOSA

La FAMILIA  es la base de la sociedad y de la población.  De la Sociedad por el sistema de relaciones que genera la sangre; y de la Población porque es la célula del crecimiento humano. Por ello los componentes vegetativos de la familia y su seguimiento permiten ver la evolución de la población, de la sociedad y de la familia. Todo al mismo tiempo.

Hasta época reciente la familia se sustentaba sobre el Matrimonio  y este es un contrato fijo ( ó temporal ) que permite seguir la línea de la sangre. Por eso, todo el matrimonio se contemplaba  desde dos vertientes diferentes:

Como base Económica : lo que hacia tan fundamental el donativo que recibía el novio y la Dote ó arreo de la novia.

Como base Demográfica : para  que perpetuase por medio de los Hijos , la especie o estirpe.  Y sobre todo, la transmisión de la Herencia por ambas ramas de los novios.

Por ello era un asunto que se trataba a fondo entre las familias y no dudamos de que “ una buena Dote “ era opción inequívoca de casamiento y, sobre todo, de un buen matrimonio. No es de extrañar que, ya en aquellas época se citase una frase de permanente actualidad: “ al Patrimonio por el Matrimonio “.

En los pueblos y lugares pequeños, la Endogamia ( cruzamiento entre individuos de una misma familia dentro de una población aislada, tanto geográfica, como genéticamente )  llego a ser algo normal. En una sociedad cerrada con pocas vías de comunicación, las uniones se solían hacer dentro del mismo pueblo ó villa y a menudo, eran uniones dobles entre dos o más familias. Casarse con un primo era bastante habitual y de hecho los propios Reyes solían hacerlo. Solamente si eran primos carnales de primer vinculo ó eran cuñados, debían de pedir Licencia de Consanguinidad, algo que generalmente la iglesia ( en este caso lo daba el Papa ) no solía negar.

LA BUROCRACIA DE LA EPOCA

Por todo ello era costumbre la redacción de un Contrato en el que se especificaba  todo lo aportado por cada Contrayente. Eran las Capitulaciones Matrimoniales. La redacción de este contrato llevaba consigo la especificación  de todo lo aportado al matrimonio. Por ejemplo, el ajuar de la novia  era descrito con una minuciosidad exagerada, siendo la causa de ello, el hecho de que, si la esposa moría sin descendencia, toda la dote revertía en su familia de soltera.

Estas capitulaciones se convertían en una obligación, cuando ambas familias eran importantes. Asi se da en el casamiento de Catalina Salinas Terreros  con Juan de Zumalabe  en el año 1541. Ella hija de un gran propietario y él de un gran ferrero, de manera que se unian dos importantes familias de Balmaseda con poder, dinero y posesiones ( Gomez Prieto, Julia “ Balmaseda en la Edad Moderna “ . pp  244 )

Por aquel entonces la Mayoría de Edad de la Mujer  no bajaba de los 23 años y para casarse, era necesario obtener el Permiso Paterno ya que, sin esta licencia, ningún sacerdote osaría celebrar el sacramento. Ya no era necesario después de haber cumplido los 25 años de edad. Y se derogó esta premisa a partir de 1850.

A menudo esta licencia solía ir acompañada de una Fé de Soltería  que, firmada por el párroco, debía de presentar todo forastero que quisiera casarse en la villa. Este papel era imprescindible para los foráneos  que debían demostrar que no estaban ya casados en su lugar de origen. Así se trataban de evitar los delitos de Bigamia.

También era exigida para los Matrimonios por Poder, algo que acontecía por los parientes que habitaban en suelo americano y no podían trasladarse hasta Balmaseda para casarse.

Cuando dos personas se prometían  se solía firmar un Precontrato de Esponsales. Este era un pacto con fuerza legal que necesitaba otro instrumento reglamentario para su invalidación. La responsabilidad contraída con estos papeles era indudable y su cumplimiento se plasmaba  en las Escrituras de Palabra Matrimonial que era como “ tener un  marido a plazo fijo”

De las numerosas escrituras encontradas, vemos una del año 1771 con  características un tanto curiosas. Era la Escritura de Palabra y Obligación Matrimonial  entre Francisca de Bringas de 23 años y Vicente del Corte de 17 años que fijaban en tres años y medio su fecha de maridaje . En  ese espacio de tiempo, el novio que era aprendiz de calderero en casa de Martín de Albín, se comprometía a trabajar duro para establecer negocio y montar casa. Todo ello en razón de “ daños y comunicaciones carnales que declaraban “ (AHPV. Notario Manuel de Mollinedo . Año 1771)

Se percibe por tanto que era una forma de restitución del honor cuyo incumplimiento hundiría para siempre en la deshonra a la novia.  Era un pacto con fuerza legal que además necesitaba otro instrumento reglamentario  para su invalidación: las Escrituras de Relajación que podían hacerse asimismo ante un tribunal eclesiástico. Contamos dos modelos con distintas decisiones y exigencias.

La primera es un “ Apartamiento de Palabra “ por el cual la novia retiraba su promesa matrimonial porque, habiéndose quedado manco el novio, ella ahora no deseaba casarse con él. Con este documento los prometidos eran de nuevo libres para buscar parejas a su gusto. ( AHPV. Notario Francisco de Fíca. Año 1718.) Los novios eran Angel de las Ribas y Alfonsa de la Puente

El segundo es, por el contrario  una “ Reclamación por Palabra Incumplida “ por el que la novia hacia demanda  de daños y perjuicios  contra su prometido por haberse casado con otra mujer, teniendo firmado con anterioridad el Contrato Pre-nupcial. ( APB . Libro de Casados nº 3. Año 1852). Entre Severino de los Heros y María de Robledo.

PROCEDENCIA DE LOS NOVIOS

Al margen de tanto “papeleo” legal, en Balmaseda, una quinta parte de los solteros/as de la villa se casaban con Foráneos ó forasteros . Siendo en su mayoría procedentes del Valle de Mena ó de Zalla, propiciado por la cercanía y el conocimiento que se tramaba,  por ejemplo con ocasión de las fiestas de cada lugar.

En el siglo XVIII eran de Mena el 26% y un 13% eran de Zalla. Las cifras fueron bajando en el siglo XIX y si generalizamos,  mas el 35%  eran encartados, casi el 22 eran burgaleses y un 15 % eran del resto de Bizkaia.

Los dos novios balmasedanos rondaba el 40 % en  ambos siglos y los dos novios foráneos eran un 10 %. Pero en ambos casos siempre es mayor el número de varones que de féminas lo que indica una clara  inmigración masculina.

Pero lo cierto es que siempre se celebraba la boda en la parroquia de la novia y cabe pensar que esos chicos forasteros ya estaban o casi estaban ya asentados en Balmaseda. Los jóvenes  podían y solían  emigrar solos de sus pueblos, cosa que era imposible en una mujer

Desde 1850 se casan en Balmaseda más forasteros que naturales de la villa. Y ello es anuncio del trasiego de población que va a marcar en adelante la inmigración del futuro. A menudo los dos novios forasteros, se casan en Balmaseda pero solo permanecen en la villa unos meses de su vida. Con todo se puede decir que los Meneses fueron “ los auténticos “ invasores de la villa; cosa que no es de extrañar  dado que Balmaseda era, para el valle de Mena, la puerta natural de entrada a Bizkaia. Lo curioso es que en el siglo XIX no se contabilizan extranjeros. ( Gómez Prieto J. Balmaseda en la Edad Moderna Cap IV )

EPOCA DE BODAS

Durante la Cuaresma ( entre el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Resurrección )  se cerraban las Velaciones ( bendiciones matrimoniales ) tanto por respeto a las sagradas conmemoraciones como por la recomendación eclesial de penitencia y abstinencia. Como consecuencia las bodas eran muy abundantes  en la época de Pascua y alcanzaban sus cotas máximas en el mes de Mayo.

En Julio era la época de la Siega ( recogida del maíz ) y se trabajaba mucho. En Agosto y Setiembre  volvían las bodas pues había más dinero con los frutos recogidos y lo mismo pasaba tras la Vendimia.

El invierno era la mejor época para buscarse novia; se comenzaba a cortejarla por el balcón , algo que vulgarmente se llamaba  “ pelar la pava “ y luego se la cortejaba en la casa paterna, durante las largas tardes del invierno. Con ello al llegar la primavera y haber pasado la Semana Santa, tenia lugar la boda.  ( Caro Baroja J. La estación del amor . Cap VI )

LA EDAD PARA CASARSE

Lo más habitual para cualquier persona era Casarse y apenas había Solteros entre las listas de finados: no más del 5%. Casi un 80 % se casan antes de los 25 años y solo un 5% esperan a cumplir los 40. Muchos se casan recién cumplidos los 20 años  y muchas más mujeres  lo hacen antes de esa edad.

Pero, sobre todo, hablamos de los varones, ya que las mujeres debían casarse  “ si ó si “ ó ingresar en religión  Por regla general la hija mayor se casaba enseguida por ser el mejor partido. O incluso se “prometían “ a largo plazo, como ya hemos visto con Vicente del Corte cuando tenía 17 años.

Alguna de las hijas se convertía en “ la Tía soltera “ ( despectivamente se las llamaba Birrocha  ó soltera vieja)  que cuidaba del hogar y de sus padres ancianos. Como ejemplo tenemos que “ Don Pedro de Fíca dejó todos sus bienes a la nieta que le cuidó durante 24 años en su casa ( AHPB Notario Tomas de Cueto. Año 1682 )

LA VIUDEDAD

En realidad eran muy pocos los balmasedanos que quedándose viudos no volvieran a casarse. Sobre todo si eran varones entre los que abundan las  segundas y terceras nupcias; ya que, se supone que poder criar los hijos siendo viudo no era una tarea fácil.

Entre las posibles fórmulas de unión, predomina el Viudo – Soltera; siendo la novia bastante más joven que el viudo. Cuando este, es de mediana edad y tiene vida holgada, no tarda mucho en encontrar nueva  esposa, haciéndose arreglos económicos con herederas o hijas de comerciantes a fin de mantener el negocio ó la propiedad. En este caso, la novia puede ser bastante mayor que el viudo joven.

Cuando es la Viuda, la de cierta edad y, a menudo, con hijos, suele casarse con jóvenes solteros  ( es el caso de los Mancebos o dependientes de comercio )  que de esta manera   acceden a las propiedades de la nueva familia.  Esto puede explicar la abundancia de viudos en las actas de finados, a pesar de la alta longevidad femenina.  En resumen : la seguridad y el futuro que ofrece la viuda de mayor edad, “ compensa con mucho cualquier otra consideración “. ( Wrigley.E.A. “ Historia y población “ pp. 100 y ss )

En el próximo capitulo conoceremos a “ la Mujer como Madre “. Y saldrá la Lista de Ilegitimos del siglo XVIII. Y en el siguiente veremos a “ la Mujer y el Trabajo “ con listas de tareas muy interesantes. Muchas gracias por su atención. 

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