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Jesús Suso Sainz, mucho más que un alcalde.

 

 

Conocer nuestra historia reciente por el testimonio de personas que han tenido implicación en los diferentes proyectos de nuestra Villa, ha sido un objetivo recurrente en Balmaseda entre Cantones. Desde el principio supimos que Suso era imprescindible, he aquí solo unos pequeños trazos de lo que algún día pasó entre cantones.

 

 

 

En el año 1985 el Partido Nacionalista Vasco se sumía en una profunda crisis que terminaría con la ruptura del partido en dos: Eusko Alkartasuna y el propio PNV. Ésta se debió a diversos acontecimientos, como la expulsión de los representantes navarros de la Asamblea Nacional del Partido Nacionalista Vasco o la discusión interna en torno a la Ley de Territorios Históricos (LTH), en la cual el aparato del PNV defendía un enfoque que mantenía las competencias de las diputaciones forales. Aquella crisis provocó la dimisión del lehendakari Carlos Garaikoetxea, personaje que gozaba con gran cantidad de adeptos en nuestra Villa.

Por aquel entonces el máximo mandatario en la Villa era Arturo Gofard Castresana del PNV, que tras la escisión pasaría a formar parte de las listas de Eusko Alkartasuna.

Las elecciones de 1986 en Balmaseda se presentaban como una batalla encarnizada. La división entre el PNV y EA había dejado a amigos y familiares al otro lado del muro, con heridas que únicamente el paso del tiempo ha conseguido cicatrizar.

De aquella cruzada salía victorioso el nuevo PNV con Jesús Suso como cabeza visible.

Pero el personaje de Suso no se había forjado de la noche a la mañana como candidato a la alcaldía, sino que fue un baluarte importante en algunos de los proyectos de gran transcendencia antes y después del 78.

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La creación de lo que hoy es la ikastola Zubi Zaharra, que nacía en la semiclandestinidad con el dictador Franco todavía al mando, fue uno de esos proyectos.

Su papel en el mundo del deporte, sobre todo en el baloncesto, donde fue ocupando todos los estamentos posibles, desde jugador a entrenador, pasando por el de presidente, es otro ejemplo claro, coincidiendo además con una época dorada de este deporte en nuestra villa

Pero quizá donde se hizo más querido fue en su trabajo en lo que ahora es el BBVA y en aquel entonces era el Banco Bilbao. Una banca muy diferente a la que ahora toca vivir.

Una banca que basaba su negocio captar depósitos de los ahorradores y prestar el dinero captado a las empresas y familias que necesitaban financiación para realizar sus inversiones y adquisiciones. Aquella banca con personas más cercanas y con más de prestigio del que goza en la actualidad tras el rescate que se produjo en el año 2008 en plena crisis financiera.

Pero antes de pasar por la banca formó parte de aquella añorada Villa de carpinteros, ebanistas, tallistas, tapiceros, barnizadores,…donde los pequeños talleres de muebles afloraban por nuestros barrios.

 

 

 

Así empieza esta historia.

 

Nací en la Calle Correría, encima de donde está ubicada la floristería, en el último piso. Mi madre era del caserío del Portillo y mi padre de las Tenerías. Se conocieron porque trabajaron juntos en la cooperativa de muebles que había junto al Puente Viejo. Era una cooperativa del tipo socialista cuyo jefe era Emeterio Álvarez, al que llamaban el leonés.

Mi padre en el año 39 acababa de salir del campo de concentración, estaba en el Batallón Octubre que era un batallón socialista. Le capturaron cuando iba huyendo hacia Asturias. Les llevaron primero a Miranda de Ebro y después a Sevilla a un campo de concentración. Es curioso, pero fue feliz en Sevilla porque le pusieron de ayudante del cantinero y se daba el lujo de salir al exterior en un camión a buscar bebidas.

Después mi padre salió del campo de concentración en el 39 y con otros balmasedanos montó un taller de muebles que se llamó Suso, Acebes y hermanos.  Mi madre trabajó con ellos allí. Se casaron en el 40, yo nací en el 41 y mi hermano en el 43. Fuimos una familia trabajadora, nunca nos falto de nada ni pasamos hambre, aunque mis padres compraran en el estraperlo para que no nos faltara a nosotros.  

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Llegó un momento en que los Abasolo que eran los propietarios del piso donde vivíamos nos anunciaron que lo teníamos que dejar porque lo necesitaban. Entonces nos fuimos a vivir a la calle Correría encima de donde tenía Cari la zapatería. En el último piso vivía una hermana de mi padre. Era una casa grande y teníamos derecho a uso de cocina, como se hacía en aquellos tiempos. En una habitación vivíamos los cuatro.

En ese tiempo precisamente empezamos nuestra andadura académica con un maestro que se llamaba David Troconiz, que vivía en la casa que había en frente de la farmacia. Allí dábamos clase niños de todas las edades, podías ir a clase con un niño que fuera cuatro años mayor que tú.

 

Una mañana al llegar a clase nos encontramos a la hermana de Troconiz en la puerta, que era soltera como él, llorando. Nos comunicó que se había muerto de repente, de un infarto. Entonces perdimos la escuela y nos fuimos a los maristas. Yo tenía 7 u 8 años.

Esa fue nuestra andadura, de Troconiz a los Hermanos Maristas. En los Maristas había tres clases. A mí me gustaba estudiar y por eso fui un buen estudiante, así como he sido un mal deportista, por eso llegué al tercer curso con diez años, coincidiendo con tíos que podían tener quince años.

Después de los Maristas había dos posibilidades, los que tenían dinero podían ir a un colegio a Güeñes, en el que daban bachiller, y la otra posibilidad era ir a la Academia Almi que se fundó por aquella época. Yo fui el alumno nº4 de la Academia Almi. Allí estaban Tontxu Olazabal, una chica del Berrón y Alejandre que ya había estado en la academia en Bilbao y se vino para acá. Estuvimos cuatro años con un buen profesor que se apellidaba Vallejo. Allí aprendimos contabilidad, calculo, ortografía, mecanografía, y taquigrafía, En la academia Almi recibías clase según las horas que pagabas. Se iba de mañana o de tarde.

Por las tardes me iba con Toni, “el pillo”, que era tallista, para aprender el oficio. Estaba en la calle Correría donde vive Aguirre. Yo aprendí allí porque Toni trabajaba para mi padre. De allí pasé al taller familiar.

Una de esas cosa que echo en falta es haber seguido tallando, pero cuando cerramos al taller se perdieron las gubias. De hecho tengo los huesos desviados, porque a los tallistas se nos desviaban los huesos de la mano. Fue una época dorada

Fue una niñez en la que no pasé hambre, aunque siempre comiéramos alubias y siempre cenáramos sopa de ajo o tortilla de patata. En aquella época mis padres pagaban en el estraperlo por una botella de aceite cerca de cien pesetas, que era una barbaridad. Ellos comían igual con manteca de cerdo, y mi hermano y yo con aceite.

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Además, tuvimos suerte porque mi madre era del caserío del Portillo, pasábamos mucho tiempo allí, que era donde vivía mi abuela. Cuando salíamos de clase, como mi madre trabajaba en el taller con mi padre, de barnizadora, nosotros íbamos al caserío. Allí no nos faltaba la fruta. Recuerdo que allí estaban mis tíos y éramos una familia muy unida.

Llegó un momento en que mi padre se compró una casita pequeña que había en el Calvario, que era de los Arregi. Había sido un taller y tenía un pequeño terreno. En aquella casa nosotros vivíamos en la planta de arriba y en la planta baja los Jotos, ya que la madre de los Jotos era hermana de mi padre. Posteriormente ellos se fueron y nosotros ocupamos toda la casa. Por aquel entonces yo tenía veintitantos años y fue el momento en que mi padre decidió aprovechar el terreno y construir el bloque que existe en la actualidad y en el que hoy vivo.

 

 

 

 

De la madera a la banca.

 

Mi hermano se fue a trabajar a Bilbao yo seguí trabajando con mis padres. Acebes el socio de mi padre enfermó y nos separamos. Teníamos nuestro taller en la Avenida Encartaciones donde hacíamos muchos muebles de encargo. Mi padre se quedó con una parte de las lonjas y Acebes con otra. Cuando hicimos la casa del Calvario mi padre vendió las lonjas porque necesitaba el dinero.

En aquel tiempo, en Balmaseda, todos los muebles que se hacían se vendían. Era una maravilla ver los camiones que salían de la villa todos los días. Había talleres de muebles en cualquier esquina. Mi padre hacia unos comedores espectaculares

 

Fuimos los reyes de la palanca, mi padre nunca fue de esos, pero en Balmaseda había empresarios a los que en la palanca les ponían la alfombra roja.

A mi padre le nombraron presidente de los empresarios de la madera de Balmaseda y me pidió que ocupara su lugar siendo yo un crio, con 22 o 23 años. Así que era yo el que iba a las reuniones que hacíamos en Bilbao donde se trataban temas como las subidas de las nóminas de los trabajadores.

Íbamos por la mañana y nos solíamos quedar a comer allí en Bilbao, recuerdo que solían decir: - hoy vamos para casa que ha venido el chaval.

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Cuando mi padre se separó de su socio y vendimos el taller de la avenida Encartaciones nos fuimos a trabajar al Calvario donde estuvo Bernales. Allí montamos un supermercado al lado de donde se encontraba el taller mecánico de Txiki. Fue el primer supermercado que hubo en Balmaseda, se entraba por una parte y se salía por la otra.

Era una época difícil, la época en que murió Franco. Por la trastienda de aquella tienda pasó alguna de la gente más curiosa y revolucionaria de la época.

Llegó un momento en que decidimos cambiar de vida y dejamos el taller y el supermercado. Recuerdo que además de nuestra tienda estaba la de Pedro Intxaurbe. En la nuestra vendíamos desde juguetes hasta medicinas porque en aquella época se podían vender optalidones y aspirinas.

Entonces se montó aquí el Banco Bilbao y decidí presentarme a las oposiciones sacándome la plaza. Mi hermano a su vez se marchó a trabajar con los de la Serna. Yo entré en el banco de botones, de botones con todas las letras, con la chaqueta de botonadura dorada, pero yo nunca me la puse porque el primer director que tuve, que fue Esteban, me dijo que no me la pusiera.

Me dedicaba a ir a correos, a rellenar los avisos de letras, etc. Durante una época hice campañas de libretas por las casas. Metía todas las horas del mundo porque además tenía que rellenar los formularios de los autónomos que se realizaban mensualmente. En ocasiones me los tenía que llevar a casa porque en el banco no me daba tiempo; en casa me ayudaba mi mujer.

Como yo entré de peón y no de administrativo no podía llegar a  apoderado, entonces me pusieron en caja e hice una campaña buenísima gracias a unos cuentos de un personaje que era Martintxu, que eran muy apreciados entre los niños.  Tenía un saco de caramelos debajo de la caja y cuando pasaban los críos por la puerta del banco siempre entraban. Fui un buen comercial.

El banco decidió sacar una plaza de apoderado comercial pero yo no me podía presentar porque no había cumplido con el escalafón previo, entonces yo les dije si no me podía presentar no hacía gestión.

Se hizo una oposición interna y a la gente que se presentó no le dieron el puesto. Un tiempo después apareció el director de zona y me llevó a comer al restaurante Avellaneda y me nombró apoderado.

Tengo que reconocer que para algunas cosas he sido un poco calamidad, por ejemplo, no tengo carnet de conducir y fui apoderado sin carnet. En esa época cuando no estaba el director era el apoderado el que cortaba el bacalao.

Yo en el banco tuve mi primera nómina porque mi padre nunca me pagó mientras trabajé con él. Nunca tuve nómina ni estuve asegurado, únicamente tenía un seguro privado. Cuando me casé mi padre me dio dinero para la boda y para el viaje pero nunca tuve una nómina. Entonces con treinta y tantos me vi por primera vez con una nomina y eso fue importante para mí.

Unos años más tarde vino un jefe de zona de Llodio y me dijo que además de hacer trabajos de gestión por la mañana tenía que estar en la caja. Eso para mí fue un pequeño disgusto porque era retroceder a  los orígenes, pero aquello duró poco porque fue ya en el año 87, que es cuando entré en el ayuntamiento.

Estuve cuatro años ejerciendo de alcalde y trabajando en el banco a la vez; esos fueron los años más duros de mi vida, porque yo no tenía ni idea de lo que era un ayuntamiento y además era una época en la que estábamos haciendo seguros en el banco, unos seguros de vida que fueron un éxito. Hice muchísimos en Balmaseda. Unos seguros que la gente luego me agradeció. Hacían un ingreso mensual e iban acumulando intereses. Esa fue mi historia en el banco.

Acabé en el ayuntamiento tras estar liberado 8 años en el año 99, con 58 años. Nosotros rellenábamos las libretas a mano y en los ocho años que estuve fuera aquello había pegado un avance terrible y pensé que en el banco me iba a volver loco. Entonces los jefes me dijeron que les invitara a comer, y allí, en una comida lo arreglamos. Hasta los 65 años me pagaron la seguridad social y la nómina.

 

 

 

Deporte

 

Tengo que empezar diciendo que yo nunca he destacado como deportista. Por aquel entonces apareció un tal Rafa Herrera, que había jugado en el Águilas, en Bilbao y que se casó con una chavala de Balmaseda. Montamos un equipo de baloncesto que jugaba en el parque del frontón, en la calle.

Como teníamos menos de 18 años era obligatorio estar en el centro de juventudes, en la falange, pero no quisimos a pesar de que en el equipo había un hijo de guardia civil y otro de falangistas.

Habíamos creado un club bien montado y empezamos a jugar. Ese fue el primer club de Baloncesto, teníamos recibos de socios, llenábamos el frontón porque aparte del Balmaseda F.C., y del torneo de fútbol del campo de arena no había otra cosa.

En ese periplo me llamó un día Rafa Herrera y me dijo:- Mira, tú no eres buen jugador de baloncesto pero en cambio vas a ser delegado del equipo y mi ayudante como entrenador.

Tuvimos una reunión en el centro de juventudes y nos dijeron que teníamos que pasar por el aro si queríamos seguir jugando, entonces a pesar de que estábamos de todas las sensibilidades quedamos por unanimidad en hacer desaparecer el club. Sería el año 59 o por ahí.

Entonces dejé el baloncesto y después estuve un año entrenando a las irlandesas de Zalla con el difunto Pereda, y ahí gané el único dinero que he ganado en el deporte porque me pagaron 500 pesetas al año. Íbamos todos los domingos por la mañana.

Con 18 años me hice directivo del Balmaseda de fútbol con el difunto Manolo Carranza de presidente. Mi padre nunca pudo ser directivo porque había estado en la cárcel, no le dieron el certificado para ser directivo del club. Mandamos a Colín Abasolo, que era un gran jugador a fichar por el Athletic, que luego lo cedió al Arenas. Con 19 años le mandamos a Guti a Lleida. Yo era un crio cuando aquello, por eso os digo que, aunque no fui un buen deportista siempre he estado ligado al deporte.

Entonces con 19 años me fui a la mili voluntario a Basauri y estuve casi dos años, 20 meses exactamente. Cuando volví estuve una época entrenando en los maristas a dos equipos que había, Jugábamos contra los de los frailillos y algún torneíllo que organizábamos, pero fue una época para emprender entonces lo fui dejando.

Teniendo veintipocos años Tomas Negro entró de presidente del Balmaseda F.C: y yo fui de vicepresidente con él. Fue cuando se hicieron las tribunas laterales, también los vestuarios y se arregló todo el terreno de juego, que era un barrizal.

Yo era el que llevaba la relación con los jugadores, el que fichaba. Estuvimos un año jugando en Aranguren porque teníamos el campo en obras. Quedamos campeones de liga dos veces, pero no pudimos subir a tercera porque no teníamos dinero. Quedamos también campeones de Vizcaya, jugando la final en San Mames contra el Somorrostro. Fue una época muy buena porque teníamos un equipo fabuloso, era la época de Poto, Mané, etc.

Después de dejar el fútbol, y estando un día en el Batzoki, aparecieron por allí unas chavalas entre ellas la difunta María Ángeles San Cristóbal, Elena Osante y alguna más y me dijeron que las chicas no tenían oportunidad de hacer de porte y que si yo que había entrenado podía hacer algo. - ¿queréis que hagamos un equipo de baloncesto? -, Hablamos con Alfredo el hermano de Maristas y él nos dijo que contáramos con él. Allí juntamos un grupo de chavalas con las que a día de hoy mantengo una buenísima relación. He ido a la boda de muchas de ellas porque además de equipo hicimos una familia.

Al principio como aquí no había club de baloncesto, nos hicimos filial del Bidegintza. Cuando empecé a entrenar con ellas me di cuenta de que algunas no habían visto un balón en la vida y el primer partido amistoso que jugamos en Zalla solo metimos 12 puntos. Luego trajimos alguna chavala de Zalla como Ana Regollo y a Mertxe que también estudiaba en Zalla. Entonces empezamos a jugar como instituto de Balmaseda. Al principio entrenábamos y jugábamos en el frontón, pero no dentro sino fuera. El Balmaseda F.C. nos dejaba las casetas del frontón. Yo me solía duchar con los chavales del Balma y recuerdo que el cabrón de Jontxin siempre nos cortaba el agua caliente.

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Llegué a la conclusión de que no podíamos tener un equipo flojo físicamente y empezamos a prepararnos, hacíamos gimnasia, subíamos a Pandozales corriendo.

Empezamos la liga y las pasábamos por encima. Para mí la parte física era lo más elemental porque si éramos capaces de correr más que las demás, de saltar más que las demás íbamos a ganar partidos. En la primera temporada, que dependíamos del Bidegintza hicimos una temporada fabulosa, quedamos campeonas de Bizkaia. Dos o tres años quedamos campeonas de Euskadi de deporte escolar, de hecho, los trofeos están en el instituto. Después hicimos un club cuando se acabó lo del deporte escolar.

Entonces formamos el club y yo fui el primer presidente. Ahí estábamos Vicente Orio entrenando a los chicos y yo entrenando a las chicas. Yo tenía título de entrenador siendo el entrenador más antiguo de Bizkaia. Los dos más antiguos éramos Moreno y yo, que era un jesuita que fundó el Tabirako.

Hubo unas elecciones en la Federación, y se hizo una mesa de edad, y como el cura no pudo ir me llamaron a mí que ya estaba en el ayuntamiento.

Teníamos un equipo muy potente tanto en lo humano como en lo deportivo y eso que a veces eran unas cabronas. Recuerdo que un día después de San Severino, que jugábamos en Basauri, algunas de las que más destacaban no me vinieron en las mejores condiciones.

Yo sabía cuándo las tocaba el periodo antes que sus propios padres, incluso a veces, tenía que mediar cuando tenían un conflicto en casa. La verdad que siempre supe hacer piña alrededor del deporte. Íbamos a jugar contra el Tabirako y comíamos con ellos, luego venían ellos aquí y comíamos en el txoko del Rioja.

Yo iba a la federación y me ponían alfombra roja, además conseguía dinero de debajo de las piedras para que todos los desplazamientos, tanto de los chavales como de las chavalas fueran siempre en autobús. Íbamos en el topo de Arzabe porque al viajar juntos también se hacía equipo. Cuando veníamos parábamos en el batzoki de la Quadra que ya tenía calculado que cada 15 días pasábamos por allí y tomábamos unas tortillas y unas coca-colas, Tengo un gran recuerdo de esa época a nivel humano, también de los hermanamientos que hicimos con otra gente. Ese es el verdadero espíritu del deporte.

Después cuando entré en el ayuntamiento lo dejé pero les seguía ayudando porque había que marcar el campo con cinta ya que no se podían dejar rayas fijas en el frontón. Recuerdo el último partido que jugamos, fue una final en Bilbao al día siguiente de la subida al Kolitza, contra el colegio Esclavas de Bilbao que tenía un buen equipo y al que entrenaba un tal Xabier Aja que escribe en el Deia temas de economía. Jugábamos la final a las 10:30 de la mañana porque como siempre primero jugaban las mujeres y luego los hombres. Cuando estábamos llegando se nos averió el autobús y desde allí no podíamos ir andando, justo pasó un autobús de los de línea de Bilbao, nos preguntó lo que nos pasaba y nos llevó. Era después de la subida a Kolitza, el primer tiempo aguantamos, pero luego no pudimos y perdimos. Llegando ya de vuelta para casa hablé con la difunta María Ángeles y le dije haber qué la pasaba, que no corría, que no saltaba,... entonces me dijo que estaba en estado. Le dije que como no me había avisado antes que no hubiera jugado.  Ese fue el último partido que jugamos, lo recuerdo perfectamente porque luego fui a la boda de María Ángeles y esa fue mi despedida del baloncesto. 

 

 

 

Política

 

 

En el año 1987 entré en el Ayuntamiento, pero seguí estando un poco con ellos en la directiva para posteriormente dejarlo.

En el año 75 Franco murio y mi hermano y yo en el 77 nos afiliamos al PNV. Sin haber muerto Franco, nosotros teníamos mucha amistad con el difunto Aguirre y con Jaime Salazar. Éramos un grupo de gente que compartíamos sensibilidades, (mi padre había sido del Batallón Octubre, que era un batallón Socialista y cuando aquello comenzaban los partidos políticos a formarse). Aquí el PSOE lo llevaba Ángel el del Baserri, que había sido un socialista histórico. Entonces vino algún cargo del PSOE y como conservaban las listas de los que habían sido del batallón socialista tiraban de ellas. Ángel les dijo: -lo vamos a tener difícil con los Suso porque están con la idea de lo de la ikastola.

En el 89 se hacen las primeras elecciones democráticas y entonces se presentan Gofard y compañía. Hay 8 años de mandato del PNV que acaba con la escisión con EA y se crea un poco de incertidumbre. Yo tenía mucha amistad con Javi Caño que era el segundo de Garaikoetxea, que estuvo aquí de seminarista, y me contaba las movidas que había. Luego se realizó una asamblea muy tensa aquí en el cine y luego otra reunión en el frontón donde ya se produce la ruptura. Con esa ruptura la mayoría se queda en EA, 

Ellos se quedaron con el batzoki y nosotros nos quedamos en la calle, luego hubo un juicio y el batzoki se recuperó pero muchos años más tarde. Ellos tenían toda la infraestructura y nosotros estábamos de capa caída. Entonces le pedimos a Morante para que nos dejara la parte de atrás de la farmacia. Habíamos tenido unas reuniones de la Zona en Gueñes y un día estando con Patxiki me dice: –no nos va aquedar más remedio que coger a un independiente-, -¡No me jodas! encima de que estamos en la calle nos van a tomar por gilipollas-. Entonces me dijo a ver porque no me presentaba yo.

La gente estaba muy derrotada y yo igual un poco iluso les dije que estuvieran tranquilos que íbamos a ganar las elecciones y lograríamos sacar 5 concejales. Me dijeron que estaba loco.

El equipo a batir no era EA sino el PSOE que se presentaba con Floreal Crespo. Hay que decir que aquella escisión con EA tuvo un coste a nivel humano, pero el tiempo ha ido limando asperezas. Yo puedo decir que mantengo una buena relación con los Zulaikas, a pesar de que Koldo me puso una querella en su día.

Pues ganamos las elecciones y sacamos 5 concejales, 3 EA, 3 el PSOE, y 2 Herri batasuna. Yo creo que humanamente teníamos más tirón porque yo había estado en la coral, en el baloncesto... e hicimos una campaña fuerte. Logramos salir Natxo Etxebarria, Marce Pedrosa, Roberto Velilla, Gallareta y yo.

Hicimos un pacto con Herri Batasuna tras reunimos con Zugasti y Vicente con quienes teníamos una buena relación, cogieron las carteras de euskera y urbanismo respectivamente. Yo no había estado en un ayuntamiento en mi vida, no sabía ni lo que era un pleno.

Tuvimos que ir a Artea donde se celebraba una asamblea del PNV y nos echaron una bronca terrible. Nos habían citado a los de los municipios que habíamos pactado con Herri Batasuna. Me pusieron el micrófono para pedirme explicaciones, porque si rompíamos Bilbao, Balmaseda y otros municipios corríamos el riesgo de no tener lehendakari, y allí el que mandaba era Arzallus.

Cuando llegué a Balmaseda nos reunimos la cuadrilla y fuimos a hablar con Herri Batasuna. Me dijeron: - ¡ya sabemos a qué vienes! - pero yo les dije que la palabra de caballero era la palabra de caballero y que seguíamos adelante con las concejalías tal y como habíamos quedado, que la de urbanismo era fuerte. Vicente me dijo que no me iban a fallar y además con Zugasti tenía una buena relación humana porque habíamos estado juntos en el Balmaseda F.C.

Yo al principio de esos cuatro años lo pasaba fatal porque tenía que estar en el Banco. me llegaban llamadas y no sabía si estaban relacionadas con el banco o con el ayuntamiento. Recuerdo en los primeros plenos que Floreal Crespo se levantaba y con su arte oratoria metía mucha caña, yo siempre pensé que era más un comunista que un socialista.

Yo siempre pensé que aquel no iba a durar mucho y así fue. Tras él estaban Bernabé, el asturiano y Leicegui. Fueron una gente que colaboró con nosotros de maravilla, Bernabé hizo buenísimos conciertos pero jamás quiso protagonismo para él, Zugasti también hizo una gran labor con el cine viejo.

Así pasaron esos cuatro primeros años, pero luego me di cuenta de que había que hacer un equipo nuevo porque no teníamos ni idea de cómo estábamos económicamente, de si teníamos que pedir un crédito o lo que fuera, no teníamos un concejal de hacienda. Lo hacia el difunto Velilla porque no teníamos a nadie.

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Entonces le dije a Esteban, que había sido mi director, a ver si quería entrar para el tema de cuentas y me dijo que sí. Con ese equipo ganamos las elecciones por mayoría. Fui a donde el PSOE y les pedí por favor que me dejasen a Leizegui como concejal de acción social, Era un hombre bueno que estaba metido en la residencia y era un sindicalista de la UGT. En aquella época se renovó todo el ayuntamiento.

Tenía una buena relación con las mujeres, aunque teníamos nuestros más y nuestros menos pero cada seis meses iba allí a dar explicaciones de cómo estaban las cosas. Por ejemplo, cuando se inauguró la depuradora que fue una obra importante invité a la inauguración a todas las mujeres para que escuchasen las explicaciones de los técnicos que explicaban cómo funcionaba aquello.

Se hizo la depuradora, el campo de Salinillas, el frontón, pusimos agua y luz a todos los barrios del pueblo, también a Pandozales ante la incredulidad de algunos vecinos que no creían que fuéramos capaces de subir el agua hasta allí.

En aquella segunda etapa cambió el tipo de política municipal porque comenzaron las liberaciones. Tuve una crítica muy dura por parte de la oposición porque fui el primero que se liberó. En Zalla y Gueñes ya estaban liberados. Les dije que yo no daba más de mí.

Eudel marcaba un baremo de máximos y mínimos que tenía que ganar un alcalde de acuerdo con el número de habitantes del municipio. Les dije que yo no quería ganar ni un duro más de lo que ganaba en el banco. Puse la nómina encima de la mesa y dije de esto no quiero ni un céntimo más. Luego si tuve problemas porque la persona que me sucedió sí cogió la nómina que le correspondía según Eudel. Me criticaron a mí por no haberlo hecho desde un principio, suponía millón y pico de pesetas al año. Conservo las nóminas del banco y del ayuntamiento en casa y se lo puedo enseñar a cualquiera.

En el tercer mandato si bajamos y tuvimos 6 por lo que tuvimos que pactar con Isatxu, El primero de la lista era Toño Clemente que ya había pactado con la CLI, pero su partido no lo aceptó y Toño dimitió. Entonces en vista de los resultados yo ya le dije a mi partido que pasados los cuatro años ya no iba a seguir.

Después llegó Joseba y yo me fui. Con el que no mantuve relación alguna después de que fuera alcalde, a pesar de que estuvo cuatro años conmigo como concejal.

Después estuve en EUDEL y en las Juntas Generales donde como dato curioso os diré que fui el presidente por una hora, puesto que falló su titular y yo era el de más edad.

Elecciones ganadas por la C.L.I

 

 

Empezaré diciendo que, si bien en Balmaseda, las elecciones las había ganado siempre el PNV, desde que se instauró la democracia; no las ganaba siempre  por mayoría absoluta y había que pactar con otro grupo o partido .

 

En mi caso como Alcalde en dos elecciones tuve que pactar con otro partido, por ejemplo en mi primer mandato quise gobernar con HB, sus dos concejales eran el difunto Zugasti y Vicente Orio, pero los dos tuvieron la presidencia de Euskera y Obras Públicas y no tuvimos ningún problema. El segundo mandato fue por mayoría y Leicegui del PSE. estuvo como concejal de Acción Social y el tercer mandato no tuvimos mayoría y la negociación fue muy dura,  pues la CLI con HB y PSE tenían mayoría y al final gobernamos con el PSE.

 

La victoria de la CLI ha sido también muy ajustada y lo que ha ocurrido es que con todos sus derechos a pactado con un partido, que es lo normal, y por eso presiden el Ayuntamiento. Del resultado de otros partidos prefiero no hacer ningún comentario, y menos del PNV, no sería muy correcto decir el motivo de los malos resultados, mi criterio me lo guardo para mi.

Del Alcalde actual diré que Aitor es un hombre serio, con las ideas muy claras y que le está tocando un  periodo muy duro que espero se pase pronto, no sólo por él, sino por todos los habitantes de la Villa .

Del resto de concejales de la C.L.I. son gente muy maja y que se puede hablar con ellos. Les deseo lo mejor a todos .

Espero que tanto los unos como los otros sean capaces de convivir , que es muy importante y que el diálogo y las buenas posturas imperen en estos años  que quedan de mandato .

 

COVID 19 Una crisis desconocida.

 

Os diré que no tengo ni la menor idea del porqué estamos en esta situación, yo que soy el último de los mortales en conocimiento sobre el tema, cada vez que escucho la televisión o la prensa entiendo menos. Tened en cuenta que los políticos no tienen ni idea. Los investigadores saben que es un virus y hay que hacer una vacuna y el resto si debemos o no salir de casa, si nos debemos poner mascarilla, guantes  etc.

La conclusión que he sacado de todo esto es que cada vez somos más pobres, solo hay que ver la gente que se está quedando en paro, nos imponen los horarios y lo que hay que hacer, los niños no saben que preguntar a sus aitas: si pueden salir de casa o por qué no pueden ir al parque .

Si esto no se soluciona pronto la situación va a ser muy delicada, como podemos ver no hay ningún colectivo que esté de acuerdo y esto si que es grave.

ESPEREMOS QUE SE SOLUCIONE PRONTO QUE ES LO QUE DESEAMOS TODOS.

Para concluir me gustaría deciros que si algún día ostentáis un cargo público, no sereís el concejal de Herri Batasuna o el alcalde del PNV, sereís el alcalde o el concejal de todos los balmasedanos.

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