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La condición Femenina (PRIMERA PARTE)

LA CONDICION FEMENINA 

La mujer española de la nobleza y burguesía en los Siglos XVI y XVII, era más una mujer de hogar y de familia que todas las del resto de  Europa. Su educación se limitaba a aprender a leer, escribir las cuatro reglas, instrucción religiosa en familia e iglesia, trabajos caseros y otras habilidades "femeninas". Pasaba las horas dedicada al servicio de Dios y de su familia, rezaba sus oraciones, cumplía con sus quehaceres domésticos y se entretenía algunas horas en apacible charla y comadreo con las vecinas.

Las normas morales dictadas en relación al sexo femenino, eran especialmente cuidadosas. Así en algunos decretos municipales se prohibía a las mujeres agruparse entre ellas bajo pena de multa porque «reunidas en grupos a la puerta de las casas siembran todo tipo de murmuración». Advertía también la prohibición sobre la costumbre de «chismorrear durante los oficios».

Otras normas iban especialmente dirigidas hacia las féminas que bajaban a lavar la ropa al río Cadagua. Se ordenaba, bajo multa, que «las lavanderas en el río, deben regazarse adecuadamente y no lavar de forma indecorosa», y además «no deben bañarse los hombres cerca de estas señoras». (1).

(1)- Ordenanzas de la Villa de Balmaseda . Año 1792. Tit. 7; Cap 26. En la Colección Malseda Tomo I. pp 213-263.

El ayuntamiento balmasedano dictó normas con el fin de inculcar la doctrina cristiana a las niñas, a fin de evitar «que se habitúen a la holgazanería como madre de todos los vicios en las de su sexo».

Y la sospecha sobre la moralidad femenina o el peligro de que se las quería preservar dictaban normas muy estrictas sobre las salidas nocturnas: “ninguna mujer casada, soltera, ni aún criada de servicio, ande de noche por las calles de esta villa, sin causa legítima y necesaria. En invierno desde las ocho arriba y en verano desde las nueve” (2)

(2)- A.M.B. Decretos ; reg. 36. f.151. Año 1740.

El ayuntamiento prohibía que las doncellas viviesen solas «sino con padres o parientes con el fin de evitar los grandes escándalos y pecados que se vienen cometiendo». Las Ordenanzas municipales refuerzan esta norma, aunque permiten también que las mozas, vivan en compañía de alguna mujer «de buenas costumbres y vida cristiana» que las sirviera de guarda (3).

(3)- Ordenanzas de ..op. cit. Tit 7; Cap 10; año 1792.

Queriendo ponerse coto a tanta laxitud de costumbres, las normas morales fueron estrictas y rígidas y en un 95% dirigidas exclusivamente a las mujeres. Como podemos suponer, tanto precepto no hizo apenas mella en las "señoritas" de vida relajada, antes bien, el resultado fue que éstas siguieron en sus modos de ganarse la vida, y las únicas que realmente sufrieron estas restricciones fueron las hijas de familia de ya probada honestidad. Como he dicho, estas doncellas se criaban de una manera muy hogareña, teniendo a gloria el saber hacer a la perfección todas las labores de la casa.

Por otra parte no podemos olvidar la existencia de una figura femenina, que suele convivir en muchas casas "gozando en parte de las gratificaciones afectivas dirigidas a los padres"; era esta la tía soltera, bien por parte materna o paterna, que vive y participa en la comunidad aceptando uno de los tradicionales papeles familiares: cuidado de los niños o faenas domésticas. Son a menudo las segundonas de alta familia que  no han contraído- por diversas circunstancias- matrimonio, ni han abrazado la vida religiosa .

Sin duda, la sociedad vizcaína contempla a menudo como sus hombres están fuera, bien como marinos, pescadores, comerciantes o simplemente emigrantes, y una mujer casada que queda sola aún debe  ser más virtuosa, parecerlo y demostrarlo. Todo ello nos lleva de forma casi obligada a citar el tema de la Prostitución, o de las amancebadas como se las llamaba en Balmaseda.

Por diversas razones, llegamos a la conclusión de que existía,  aunque no se pudiera determinar su alcance e importancia.

En primer lugar, la mancebía es un hecho irreversible a lo largo de la historia y la Villa de Balmaseda no tiene por qué ser una excepción; además puede ser considerada como una protectora de la institución matrimonial. cumpliendo su función de un mal social necesario. Por otra parte, sabemos que a pesar del fuerte espíritu y mentalidad religiosa de la época – o quizás a causa de ella, los hijos ilegítimos y expósitos eran bastante numerosos. Por último, no todos los hijos naturales pertenecían a criadas o hijas de familia. Es obvio por tanto que, esas otras mujeres podrían ser las prostitutas. A menudo sus nombres señalaban un origen de expósita, condición que, con frecuencia, las convertía en carne de burdel al llegar a mayores

Además, que la prostitución existía lo prueban los numerosos decretos que se dictan, tanto para su prevención como para su regulación. No se puede olvidar que  Balmaseda era una villa-mercado donde se daban cita comerciantes, ganaderos y todo tipo de gentes que acudían a la villa para comprar y vender. Sin contar con los mulateros, auténticos “camioneros” de la época  

Es lógico pues pensar que alrededor de esta actividad económica y este movimiento humano se crease algún tipo de mancebía. Varios documentos mencionan la existencia de una casa «que llaman de los placeres» en el arrabal de La Magdalena y el propio nombre de este barrio podría tener alguna relación con el ejercicio de la mancebía.

En 1552 aparece en los Libros Municipales la primera referencia a las prostitutas dentro de un amplio bando, en el cual, implícitamente se admite que las mancebas eran abundantes o al menos de presencia notoria. Hacían  vida normal  vistiendo como todas las mujeres, por lo cual no se las distinguía de las damas. Por esta razón, se las ordenaba vivir en adelante de forma separada y vestir de modo distinto, a fin de marcar diferencias con las mujeres de vida honrada. (4). Recordamos que, concretamente en Salamanca, las prostitutas solían llevar unas faldas adornadas con picos de colores claros, que las distinguía de las demás mujeres. Precisamente de este detalle derivó el dicho “irse de picos pardos“

Para cumplir estos requisitos tenían un plazo de diez días a partir de la fecha de publicación del bando, y en caso de incumplimiento serían desterradas de la villa tras recibir un castigo de 100 azotes. Además se advertía a todo vecino que las encubriese o permitiera vivir en sus casas o mesones, que sería castigado con dos años de destierro (5).

(4) (5)- A.M.B. Acuerdos; reg. 9; año 1552.

Durante el siglo XVII persistió el amancebamiento, de forma que su prohibición continuada, llegó a formar parte del Decreto de Buen Gobierno, desde el año 1673 en adelante (6)  

(6)- A.M.B.; Decretos; reg. 27; f. 188 v. 9 enero 1673.

Todo esto no difiere mucho de lo que señalaba  Labayru para mediados del siglo XVI cuando «existían ya en el Señorío muchas mancebas que además alardeaban de ser obsequiadas, hallarse bien vestidas y mejor sustentadas que muchas mujeres castas y honradas» (7)  

(7) Historia del Señorío de Bizkaia. Bilbao 1970; Tomo V. p. 112.

Hijos Ilegítimos  y Niños Expósitos.

La ilegitimidad en los nacimientos no fue un fenómeno aislado y estuvo presente en Balmaseda de forma continua hasta bien avanzado  el siglo XIX. Buena parte de los hijos naturales nacían de las relaciones entre criadas de servicio y el señor de la casa.

Algunas veces, sobre todo si el padre tenía un cargo importante, accedía a reconocer al niño, anotándose el acto notarial en la partida de bautismo. Así lo hizo el escribano don José del Villar con su hijo en 1753  y también el alcalde don José de Gorrita en 1795, con reconocimiento paterno, por escritura ante notario.(8).

(8)-  A.P.B. ; Libro 17 de Bautizados. F. 239 v.

Pero en general son muy pocos los recién nacidos legitimados posteriormente por su progenitor, bien con el simple acto de reconocimiento o contrayendo matrimonio con la madre. Este hecho induce a pensar en la normal existencia de casas de lenocinio, dándose el caso de hijos naturales cuya madrina ha sido madre soltera en años anteriores . Y este hecho concreto se repite con cierta frecuencia en el barrio de la Magdalena.

Otras veces las partidas de bautismo de hijos ilegítimos aluden a la madre como «moza libre», y en muchos casos se trata de mujeres «de la vida», ya que aparecen con más de un hijo en tales circunstancias. El tráfico comercial, y la presencia de destacamentos militares en la villa, coincide con épocas de auge en los nacimientos ilegítimos (9 )

(9)- GOMEZ PRIETO, J. Balmaseda.. op.cit. p 69 yss.  

La tasa de hijos bastardos a finales del siglo XIX fue la más alta de la historia de Balmaseda. Quizá contribuyó a ello la implantación del ferrocarril en 1890 y la consiguiente llegada de mano de obra masculina en su mayoría solteros o casados sin familia.

Por lo que respecta a los expósitos su situación era sin duda, peor que la de los bastardos. Abandonados en la puerta de San Severino o el Convento de Clarisas, eran recogidos y bautizados por la beneficencia, pasando posteriormente al Hospital Casa-Cuna de Bilbao, que era al tiempo, asilo y hospicio. Estos expósitos eran a menudo apadrinados, pero rara vez adoptados, por familias pudientes de la villa y en ocasiones, alguna vecina se ofrecía a amamantarlos por caridad (10).

(10)-SAUVY, A.; Hª del Control de Nacimientos . Madrid. 1972. p 180. Ver EGIDO, T. : Los niños expósitos de Valladolid. Santiago 1975.

Puede decirse  que casi el 90% de los niños expósitos, nacían condenados a una muerte casi inmediata. Con el enorme sigilo con que se les abandonaba, en cualquier época del año, incluso en pleno invierno, el resultado era a menudo la muerte por frío, desnutrición o desamparo. A estos expósitos se les imponía con frecuencia el nombre de María o de Severino, según el sexo, o bien el santo del día. Los apellidos de los no reconocidos solían ser San Severino, San Juan, Balmaseda o Vizcaya, a secas.

Hasta aquí la primera parte de la conferencia, que Julia Gomez Prieto impartió, en la asociación Zoko Maitea de Balmaseda, el 2 de noviembre del pasado 2016.

Próximamente publicaremos un segundo artículo que incluye un listado de hijos ilegítimos en el siglo XVIII, entre otros asuntos.

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