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ARQUITECTOS BALMASEDANOS 

                                                            Por Miguel Ángel Álvarez Fuentes

ARQUITECTOS BALMASEDANOS I PARTE

                                                     

                Un aspecto no muy conocido en nuestra Villa es la importancia que tuvieron algunos de sus hijos en su carrera profesional como arquitectos destacados, cuyas obras en algunos casos ya están desaparecidas, pero en otros se mantienen en pie, siendo utilizadas aún hoy día  para la función para la que fueron diseñadas o readaptadas para otros usos, como iremos viendo a lo largo de esta serie de artículos.

                Se trata de personajes que vivieron y trabajaron a caballo del siglo XIX, en el que nacieron, y del siglo XX, en el que fallecieron.

      En esta primera entrega trataré la figura del arquitecto Félix de la Torre y Eguía, nacido en Balmaseda en 1867 y que falleció en Madrid en 1911.

                Vino al mundo en la casa que poseía su familia al inicio de la calle que actualmente lleva su nombre en Balmaseda y que en su origen fue una casa torre, de la que siguen dando fe algunos elementos como saeteras o el cercano cubo esquinero.

                Realizó la carrera de Arquitectura en Madrid, donde obtuvo su titulación el año 1891 y donde vivió la mayor parte de su no larga aunque intensa vida.

                Su primer proyecto arquitectónico fue un manicomio para Valencia, en 1892, en cuyo año lo presentó en la Exposición Internacional de Chicago, obteniendo muchos elogios.

                Entre 1893 y 1896 fue nombrado bibliotecario y secretario de la Junta de Gobierno de la Sociedad Central de Arquitectos en Madrid.

                En 1894 se casó con Laura Hernández Acuña, hija del industrial balmasedano Juan Bautista Hernández Gorrita, de cuyo matrimonio tuvieron cuatro hijos y sólo sobrevivieron dos. Su hija Laura de la Torre se casaría en 1920 con el pintor italiano Guido Caprotti.

                En el palacio Superunda de Ávila, hoy Museo Superunda-Caprotti se encuentran estos retratos del matrimonio realizados por Joaquín Sorolla el mismo año de su boda, 1894, así como el de su hermano Silverio.

Al margen de su actividad como arquitecto modernista, destacó también como periodista y como fotógrafo y junto con su hermano Silverio, abogado,  fundó y dirigió entre 1894 y 1897, las revistas “Los Apuntes” y “La Revista Moderna”, revistas ilustradas donde la fotografía tenía un especial protagonismo. Fue un miembro muy activo de la Asociación de la Prensa de Madrid entre los años 1896 y 1899.

Era uno de los ochenta propietarios de automóvil en el Madrid de comienzos del siglo XX, por lo que pertenecía al recién creado Real Automóvil Club, siendo uno de los participantes en la carrera París – Madrid, en 1903, de la que dejó debida constancia en reportajes gráficos y periodísticos.

                También participó en política, siendo un destacado miembro republicano, cercano al  presidente de la Primera República Pi y Margall, para el que realizaría el proyecto de su mausoleo en 1904. Entre 1898 y 1910 se presentó como candidato a Cortes por Ávila, puesto que no obtuvo.  Fue Concejal del Ayuntamiento de Madrid en 1910.

                De su labor como arquitecto tenemos en nuestra Villa algunos trabajos, que demuestran que no se olvidó de ella a pesar de tener sus principales actividades en Madrid.

                Hay que decir que proyectó y sufragó el abastecimiento de agua potable en Balmaseda.

                En 1900 llevó a cabo la reforma de la Casa Consistorial de la Villa, con la ampliación de los soportales que constituyen su característica más notable, al vaciar y eliminar las dependencias del fondo de la planta baja.

                Otra aportación desinteresada a la Villa fueron los sucesivos proyectos enviados desde Madrid para la realización del Hospital de Infecciosos a la entrada de Balmaseda. Estos tienen las fechas de 1901, 1909 y el definitivo y último de 1910, al objeto de adaptarse a los menguantes presupuestos que por entonces manejaba el Ayuntamiento.

                En el artículo publicado en este mismo medio con el título “El Barracón” pueden verse los planos de los proyectos, así como la historia de dicho Hospital o Centro de Infecciosos.                                                

              

En 1902 construyó para Don Alejandro Pisón y Quintana la casa situada encima de las fuentes de la Plaza de San Severino, muy característica por su fachada de caliza dolomítica gris, decorada con una retícula hexagonal muy original y que fue sede del primer locutorio telefónico de nuestra Villa. 

    Pero sin duda, lo que más permanece en la memoria de los balmasedanos y lo más conocido, a pesar de su actual y deplorable estado, es el edificio y la finca Zoko Maitea, su residencia familiar en Balmaseda, construida en 1908 en estilo regionalista.

En Madrid realizó algunos edificios para viviendas, destacando el de la calle Goya, número 6, que actualmente está destinado a viviendas de lujo y un centro comercial.

Pero sobre todo destacó el palacete destinado a su vivienda en la calle Velázquez número 68, en estilo modernista y hoy desaparecido.

             Félix de la Torre falleció un 28 de octubre de 1911 de muerte fulminante en Madrid, donde los diversos medios informativos se hicieron eco de su muerte y publicaron su esquela. Fue enterrado días después en el panteón familiar de Balmaseda.

 

                Bibliografía y fuentes documentales.

                               DÍEZ DE BALDEÓN, Clementina, Arquitectura y clases sociales en el Madrid del siglo XIX. Madrid, Siglo XXI, 1986.

                               LEIS ÁLAVA, Ana Isabel, Patrimonio Histórico de Bizkaia. Casa Consistorial de Balmaseda. Bizkaiko Foru Aldundia.

                               MUSEO SUPERUNDA-CAPROTTI DE ÁVILA. Félix de la Torre en el Museo Superunda-Caprotti. Ávila, Mayo de 2016.

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