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El cólera. Distinta pandemia, la misma preocupación.

Las pandemias forman tanto parte de la historia de la humanidad como de la rabiosa actualidad. Por citar algunas de las importantes, en el s. XIV, la peste bubónica había acabado con la vida de más de 20 millones de europeos en seis años. La gripe española es considerada la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año, (1918), mató entre 20 y 40 millones de personas en el continente americano. Sin echar la vista tan atrás el SIDA ha dejado en la estacada a cerca de 25 millones de personas cebándose especialmente con el continente africano.

Las epidemias de cólera ocurridas en las grandes ciudades españolas desde el primer tercio del siglo XIX hasta finales del mismo siglo dejaron en España unas 800.000 personas fallecidas.

A principios del s. XIX el miedo al cólera había quedado grabado a fuego en el subconsciente de la población. He aquí un artículo publicado en el nº8 del balmasedano semanario literario, científico y de noticias El Cadagua sobre el cólera. Está firmado por el Dr. Rosesura, y titulado “EFECTOS DEL COLERA”. El mencionado fue publicado el diecisiete de octubre de 1908.

El cólera es una enfermedad infecciosa que se manifiesta en forma de diarrea y vómitos, produciendo la muerte por deshidratación en menos de una semana. Este articulo complementa a aquél interesantísimo que publicáramos en esta misma web de la mano de Miguel Ángel Álvarez y Ricardo Santamarina titulado El Barracón.

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Antonio Maura y Montaner, Presidente del Consejo de Ministros.

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Alfonso XIII, Rey de España.

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Juan de Lacierva y Peñafiel,, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.

EFECTOS DEL COLERA

Hay epidemias bienhechoras. Esto parece un contrasentido y sin embargo no lo es. Y conste, que no hago referencias a técnicas más o menos Maltusianas.

Prescindo por tanto de si aquél calificativo es o no apropiado, por la selección a que dan lugar, al llevarse en pos de si los organismos debilitados, dejando los fuertes y robustos.

Porqué a veces las epidemias también se equivocan y atacan indistintamente a unos y a otros y suelen transformar en enfermizos a los antes seres robustos, que deja.

Es muy español “no acordarse de Santa Bárbara hasta que truena”.

La Higiene pública, que en muchas capitales y no pocos pueblos brilla por su ausencia, necesita del estímulo del anuncio de una epidemia, para hacer salir de su marasmo a cuantos con aquella se relacionan, empezando por el ministro de la Gobernación y terminando por los encargados de la limpieza de la vía pública.

Entonces todo se vuelve Reales decretos, órdenes, reuniones de Juntas provinciales y municipales de Sanidad, llueven los proyectos y todos a una procura colocar las urbes, en la mejor forma posible para evitar la visita del inoportuno huésped y en otro caso, que su estancia sea poco sensible.

Por eso Lacierva ahora, bajo el pretexto de hallarse el cólera en Europa, se ha propuesto sanear la península y ver cómo andamos de recursos higiénicos.

Y el resultado no ha podido ser más desconsolador.

Estaciones Sanitarias Marítimas de primera sin estufas de desinfección…y las de segunda y tercera con más deficiencias que las primeras.

Sin el personal debido y sin aparatos; se puede decir que reuniendo los de todas es muy fácil que no se pudiera formar una Estación completa.

Y en los puntos muertos es donde está el peligro, pues de venir del cólera a España casi seguramente ha de ser por vía marítima…

Por la terrestre es difícil; para llegar a nosotros tiene que atravesar la Europa central y Francia, constituyendo esto una barrera de difícil acceso, pues esas naciones marchan a la cabeza de la cultura y esta es enemiga irreconciliable de las epidemias; el cólera germinará y se extenderá en los Aduares y caravanas árabes o entre los Mujkis de las Steppas rusas que le entretienen con su caracterizada suciedad, pero huye de los pueblos cultos que le castigan con la fusta de la higiene.

Por eso en aquellos países se hace endémico; en estos sí penetra, lo hace por los pueblos que pueden parecerse por incuria a los primeros, y su duración depende de lo que tardan en implantarse y arraigarse los preceptos higiénicos.

Y España se prepara limpia e higiénica para impedir su entrada.

Por lo pronto Lacierva se propone montar las Estaciones Marítimas y terrestres a las alturas de las mejores del Extranjero.

Y por lo que a nosotros respecta, ya la Junta municipal de Sanidad, tomó acuerdos que son a la fecha del dominio público.

Tendremos por tanto buenas Estaciones Sanitarias en España, que la verdad sea dicha, hacían bastante falta.

En Valmaseda, un hospital o Barracón para infecciosos.

Un aparato “Sculeps” para poder desinfectar las habitaciones y las ropas de los que fallecen de enfermedades contagiosas.

Esto, a más de otras medidas higiénicas que beneficiarán grandemente a la villa.

Y todo lo debemos al cólera de Rusia

Si se queda este por allá y los proyectos dejan de ser tales y pasan a la categoría de hechos; ¿no es cierto que podemos decir nosotros que hay epidemias bienhechoras?...

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