Balmaseda Entre Cantones
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Ricardo Santamarina Puente.
Según datos de la Conferencia Episcopal Española cerca del 70% de los españoles son católicos, que traducido a números viene a decir que 35 millones de personas son católicas en el Estado. Este gran rebaño de fieles es guiado hacia los verdes pastos de la fe, por la ingente cantidad de 19.163 sacerdotes. El organigrama episcopal español está encabezado por los cardenales Cañizares Llovera, Blazquez Perez y Martínez Sistach, secundados por 13 arzobispos y casi medio centenar de obispos, amén de los eméritos.
Decir que la vida religiosa en cuanto al número de nuevas vocaciones en el estado atraviesa grandes dificultades, no es decir nada nuevo. Desde mediados de los 90 la cifra de religiosos ha caído en más de 25.000 personas, y las nuevas vocaciones cada vez más escasas no garantizan el relevo generacional en la mayoría de las congregaciones. La edad media de los religiosos ronda ya los 70 años, eso unido a la reducción de sus miembros hace que la iglesia tenga que lidiar con un gran problema.
Pero también hay motivos para la esperanza, ya que en los últimos tiempos se ha producido un punto de inflexión, lo que ha supuesto un verdadero balón de oxígeno dentro de la iglesia. El número de seminaristas ha crecido por fin en una caída que se prolongaba desde los años 60.
La autoridad eclesiástica no se pronuncia sobre las causas que han favorecido este repunte, pero sería ponerse una venda en los ojos, no hacer mención a la acuciante crisis que padecemos. Y es que hay un resultado digno de análisis en las encuestas del CIS, que indica que en tiempos de crisis aumenta el número de personas que se declaran católicos, e incluso se incrementa el de personas que acuden a misa. Los responsables eclesiásticos no admiten una relación directa entre la coyuntura económica y el repunte vocacional, pero es algo cierto que el sacerdocio es una profesión sin paro.
Los sacerdotes reciben un sueldo mensual que oscila entre los 600 y los 800 euros, mientras que el que consiga hacer carrera dentro de su profesión, podría alcanzar los 1200 euros mensuales que cobra un obispo.
También se apunta como posible causa de este repunte, a la visita del Papa Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en España en agosto de 2011, en la que se vio rodeado de dos millones de jóvenes católicos. Así el mismísimo Rouco Varela predijo que esas jornadas darían sus frutos.
La Iglesia en Euskadi no es ajena a nada de lo anteriormente expuesto. Habiendo sufrido también un repunte en cuanto al número de seminaristas, no consigue con esto paliar los problemas que se arrastran desde hace tiempo. Así en zonas como el cercano Valle de Carranza con un núcleo de población de unas 3000 personas y con nada menos que diecisiete templos, no es posible que los sacerdotes puedan oficiar la eucaristía cada domingo en todos ellos, por lo que en ocasiones los feligreses se reúnen para la celebración de la palabra sin eucaristía. Reunión presidida por una religiosa o un laico.
Sin embargo no por ello deja de haber casos chocantes como lo que sucede en la Comunidad de Monjas de clausura de Lerma que se ha convertido en el centro con más vocaciones del mundo y con un perfil de mujer joven y universitaria que cuando menos merecería un análisis aparte.
No siendo la Iglesia ajena a la crisis tampoco lo es ajena a la Globalización y eso hace que esté cambiando el perfil de la vida consagrada en el siglo XXI, con un número creciente de religiosos que se acercan desde los más recónditos confines del mundo. No es extraño toparse con sacerdotes sudamericanos o africanos, e incluso con otros más exóticos como los orientales. Suelen venir a completar su formación, luego algunos regresan y otros se quedan. Hay más de dos millones repartidos por las parroquias españolas.
La parroquia en la Villa también es participe de la problemática que se cita. Tras la jubilación y posterior fallecimiento de D. Prudencio Escobar el testigo está en manos del encartado Luis María Vega. Pruden, que se ganó el cariño de nuestras gentes y el nuestro propio, traspasando incluso las barreras de la religiosidad, dilató todo lo que pudo su ya de por si prolongada vida laboral ante la falta de relevo. Tal vez sin la colaboración de muchos de los feligreses hoy mismo, muchas de las actividades de la parroquia no se podrían llevar a efecto.
Las noticias parroquiales no terminan ahí sino que podemos contar sin temor a equivocarnos que pronto Balmaseda contará con un Diácono en la figura del local Ignacio Etxebarria. Conocido por estos lares como Natxo, continua con su formación para poder ejercer. Una figura que no es nueva en la iglesia y que si bien no ocupa en la escala eclesiástica el mismo escalafón que los sacerdotes, puede suplantar a estos en muchas de las labores que realizan. No conviene olvidar que ante la imposibilidad de que los curas puedan contraer matrimonio por el momento, el Diaconato puede contribuir a paliar la falta de sacerdotes. Natxo Etxebarria es un hombre polifacético, procurador de profesión ya jubilado, es un hombre de iglesia desde hace muchos años, destacando en su biografía su afición a la pintura, contando con una interesante obra.
Balmaseda no ha sido prolífica en los últimos siglos en cuanto su aportación a la Santa Madre en lo que respecta al número de sacerdocios. El último bastión fue el padre José Ignacio Llaguno, que cuenta ya con algo más de ocho décadas a sus espaldas. Como dato para los anales de la historia podemos decir que el religioso balmasedano D. Martín Delgado Cenarro y Lapiedra fue obispo de Valladolid entre 1743 y 1753.
En la actualidad tenemos la suerte de contar con Ricardo Santamaría Puente un hombre que estuvo al otro lado durante siete años, y que cuando su vida laica comenzaba a extinguirse dio un paso atrás pesase a quien le pudiera pesar, y es que según él lo más importante es no mentirse a uno mismo.
Nos encontramos con Ricardo, para nosotros Richard, el mismo ser afable y accesible que habíamos conocido desde niños. Pero debajo de esa apariencia bonachona nos encontramos al otro Richard; un hombre curtido por las vivencias, gran orador y capaz de afrontar las preguntas a porta gayola. También creemos notar en su oratoria cierto poso de predicador, tal vez como reminiscencia de su paso por el seminario. “Por mi parte no va a haber censura” toda una declaración de intenciones. Hablamos del seminario, de su vida y de sus aficiones. Nos interesa principalmente su camino de siete años hasta llegar a la fina línea que separa la vida laica de la seglar, pero tocamos también otros temas que de antemano sabíamos que le apasionaban relacionados con la Historia de Balmaseda. Hablamos de la perdida de Patrimonio Histórico en la villa, de la falta de reconocimiento de personajes del hoy y del ayer, que fueron y son fundamentales y que sin embargo residen en el olvido. No hablamos de asuntos dinerarios, hablamos del recuerdo, un recuerdo negado y que sin duda nos empobrece, siendo como es la Villa de Balmaseda rica en historia. Le preocupa también la instrumentación de las personas y sobre todo ello charlamos por largo rato. Una charla amena y enriquecedora que le agradecemos enormemente.
Ansiosos de saber comenzamos la historia desde el principio de la otra vida, valga la expresión.
Ricardo nos habla de una realidad nueva. La Diócesis de Bilbao sin embargo, nos hace ver que nada tiene que ver con otras Diócesis en las que la formación se realiza dentro del propio seminario y no se tiene vinculación con el mundo exterior. La formación académica la recibía en la Universidad de Deusto. También estaban en parroquias, él en concreto estuvo cinco años en Zorroza, dos de ellos viviendo. Estuvo en dos parroquias en la de La Milagrosa y en la de Sietecampas. Allí convivió con varios curas entre ellos uno de Gordexola. “Era una realidad bastante dinámica. Recuerdo que había un Grupo de Juventud Obrera Católica, por lo que los temas del mundo obrero se vivían con bastante intensidad.”
Nuestra curiosidad lejos de saciarse se acentúa, queremos saber cómo es el día a día en el Seminario, algo lejano para nosotros. Nos cuentan cómo se levantaban por la mañana, iban a misa o hacían las oraciones, desayunaban y luego se iban a la Universidad de Deusto. Desde las 8 de la mañana hasta las dos de la tarde permanecían allí. Después volvían al Seminario, comían y por la tarde había Pastoral o les tocaba una parroquia y permanecían allí hasta por la noche. Esta era la vida ordinaria, luego todos los años se solían hacer ejercicios espirituales. “El rector solía decir que el seminario sirve para hacer curas pero también para saber quiénes no quieren ser curas” Si uno está en el Seminario y lo deja parece como un cierto fracaso, Ricardo cree que eso tampoco es así. “Es decir esto es como un noviazgo, uno cuando se echa una novia no quiere decir que se vaya a casar con ella, también el noviazgo sirve para saber que tal vez no debamos continuar por ahí. Porque eso no te llena…”
Desde las primeras preguntas nos encontramos con la clara intención de huir de un vocablo “Fracaso”. Richard escapa de ello como de la peste y no duda en dar las explicaciones pertinentes, lo hace con vehemencia.
Un pensamiento aflora en nuestras cabezas casi a botepronto, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos…
En estas situaciones se hace más tragedia de lo que son. A lo primero cuesta, no se acepta, no gusta. Entrar en el seminario es duro porque es una decisión que normalmente no se entiende, salvo por los que están en el rollo. Pero es mucho más duro dejar el Seminario que entrar. Como es mucho más duro dejar a la novia que empezar con ella. En mi casa al principio recuerdo que a mi padre, no le gusto, pero luego cuando empecé, como vio que tampoco es una cosa rara, o no tan rara como parece, pues se lo tomó con naturalidad. Lo que sí es verdad que lo que me costó mucho es dejar el seminario.
Esa fue la experiencia más dura que ha tenido en mi vida. A nivel psicológico, humano y todo lo que se quiera añadir. Tened en cuenta que estuve siete años en el seminario, y eso es una parte muy importante de una vida, puse muchos huevos en el mismo cesto, entonces llegó un momento en que…
(Cabecea, como sacudiéndose de unos recuerdos que le aturden.)
En el proceso hubo momentos en que lo vi claro, otros que no tanto, pero como quedaba mucho tiré para adelante, pero llega un momento en el que no hay marcha atrás. Llega un momento en que terminas la formación y o te haces cura o te marchas.
Entonces ahí en el último año me tuve que enfrentar a esa realidad, donde ya no había escapatoria.
(Su expresión deja bien a las claras que fue traumático, y para que no haya dudas nos deja una frase que bien se podría esculpir en un epitafio.) “Eso fue la experiencia más dura que yo he tenido en mi vida”
Mi decisión era firme pero durante el proceso de siete años, hubo momentos en que no vi tan claro que eso iba a ser lo mío, pero si es verdad que a veces la propia dinámica me arrastraba.
¿Y el día “d”?
Recuerdo que en el último año, en los ejercicios espirituales, que servían para enfrentarte a tu propia realidad… En esos ejercicios si mientes, te mientes a ti mismo. No hay vuelta atrás.
Recuerdo que nos dio un jesuita, y ahí vi que no estaban las cosas claras como para tomar una decisión tan importante. Entonces como no quería vivir en la mentira, o dar ese tipo de pasos sin estar las cosas claras, pues dije: me planto.
(Insistimos en que tiene que haber algo más definido, buscamos la clave, el punto de inflexión, pero tal vez no lo haya. Se percibe que rememora unos tiempos duros. Reflexiona por unos segundos y vuelve a la carga.)
Eran muchas las preguntas que uno se hacía: ¿Quieres vivir en esta forma de vida tu vida? ¿Toda tu vida? ¿Los días que te quedan de vida? Entonces ahí empecé a hacer aguas y sobre todo cuando ya no tenía escapatoria pues o seguía para adelante o…
Asegura no haber sufrido presiones llegado ese momento, sin embargo si es consciente de haber decepcionado a mucha gente.
Eso lo sentía. Lo sentía muchas veces, porque había gente que había puesto muchas expectativas en mí, muchas ilusiones. En el momento que dije que no, había gente a la que había defraudado. Igual no me lo dijeron, pero fui consciente. Pero vale más ponerse una vez rojo, que toda la vida, amarillo. Uno no está aquí para quedar bien con los demás. Creo que en la vida hay decisiones que aunque no gusten hay que tomarlas. Al final el que es amigo tuyo y te aprecia, te va a aceptar y querer igual. Y el que no dos problemas tiene. Pero la gente tanto de la Parroquia de Balmaseda como la de Zorroza estuvo a la altura de las circunstancias.
Queremos saber de sus relaciones con el que fuera su mundo en ese momento. Nos cuenta que al principio rompió, pero que esto siempre vuelve. Dejó el Seminario, pero como es un mundo que le atrae y además considera que es algo bueno.
Siempre he pensado que Jesús de Nazaret merece la pena, que el proyecto de Jesús es un proyecto humanizador, de darle dignidad a la persona, eso me sigue atrayendo y al final he vuelto. Cuando tuvimos a nuestro hijo lo fuimos a bautizar a la Parroquia de Jesucristo Resucitado de Vitoria. El que lleva el grupo me enganchó; bueno pues ahora ya estoy en la comisión de bautismo de la Parroquia, con un grupo de acogida a gente que quiere bautizar a sus hijos. Quiero decir que al final siempre caes.
Pero como todo, cuando uno tiene una experiencia tan fuerte o muy intensa durante muchos años en una determinada realidad, creo que hace falta un tiempo para desengancharse. A mí eso me ha costado 8 años, un tiempo en que iba a la eucaristía los domingos pero en que no he estado en ningún grupo de nada, ni de jóvenes, ni de misiones, ni de nada de nada. Creo que me ha hecho falta no estar.
Tocamos ahora de un tema ciertamente espinoso para un hombre de iglesia, hablamos del camino de Jesús de Nazaret, algo que llega a casi todo el mundo y con lo que la gente se siente identificada, pero el tema de la Institución per se, es algo que ya no esta tan bien valorado y es que quizá el problema pueda estar ahí; porque Ricardo se hizo esta pregunta ¿Estoy dispuesto a llevar ese modo de vida? Esta pregunta es la mecha de esta parte del debate, el hecho de que los curas sigan manteniendo ese tipo de vida tan anclado en el pasado, que no estén en contacto con cierta parte de la Sociedad, que no tengan hijos, que no se casen…
Pienso que cuando se habla de curas, no hay un modelo de cura, hay muchas personas que son curas, otra cosa es que en cada persona, muchas veces se ve un estilo de vida. Se puede encontrar un cura tipo al padre Apeles y también al cura que está viviendo en una barriada de chabolas. Hay muchos modelos de cura, pero lo que sí es verdad es que la Institución tendrá que dar una vuelta al tema del ministerio ordenado de los sacerdotes tarde o temprano. Darlo una vuelta, porque la figura de cura que tenemos ahora, es una figura que viene del Concilio de Trento, que es de 1565, estamos hablando del siglo XVI. La sociedad del siglo XVI no es la sociedad del siglo XXI. Ha habido algunas modificaciones pero el cura de la Iglesia actual sigue siendo el cura hombre, el cura célibe, es decir soltero sin estar casado y el cura con dedicación completa a este asunto. En muchas iglesias no católicas eso ya ha entrado en crisis y tienen mujeres sacerdotes, y creo que a la iglesia católica esas cosas llegarán. Llegarán porque la vida va evolucionando. Luego se podrán dar mil razones teológicas, para decir que las mujeres no puedan ser curas, pero otros darán otras mil para decir que si pueden serlo. Al final la realidad siempre se impone.
Y hablando de mujeres. Cuando uno toma la decisión de ser cura o de por lo menos de dar ese paso de formarse para ser cura, en la que decide tomar una vida alejada de las mujeres entre comillas…
Célibe, alejada de las mujeres no, normalmente los curas siempre están rodeados de mujeres.
(El comentario provoca las risas de los presentes, porque caemos en la cuenta de que es cierto.)
Ahora es un hombre casado, eso te habrá supuesto romper ciertas barreras.
Creo que muchas veces uno de los problemas del clero en general, es que teoriza mucho, Yo mismo asumo que soy muy dado a teorizar, pero pienso que hay determinadas realidades humanas que se entienden cuando se viven y si no, no se entienden por mucho que se haya leído sobre ello. Se pueden leer mil cosas de Antropología… pero al final las cosas se entienden en el sentido profundo cuando se viven y creo que la Iglesia a veces hace afirmaciones un tanto gratuitas, afirmaciones a veces desde un punto de vista teórico o dogmático que sería bueno antes de hablar, vivir.
Tema complejo. ¿Cómo se le puede pedir a una Institución que hable de cosas que no puede vivir? Están hablando del aborto, del matrimonio…
(Una pausa y vuelve a la carga.) Nosotros si vamos al Evangelio vemos que Jesús teoriza poco. Jesús se aproxima al sufriente, a la mujer a la que quieren apedrear, no hace un montaje de tipo filosófico-teológico y desde ahí se dedica a sermonear, sino que actuando de una determinada manera revela algo. A mí me parece y en eso no solo la Iglesia, en general todas las instituciones, tienden a soltar su rollo doctrinal o de ideario político o de lo que sea, también un partido político o un sindicato. Muchas veces esas Instituciones serían mucho más enriquecedoras o aportarían más a la sociedad si en vez de tanto hablar, hiciesen. Y en el hacer se dice también. Yo creo que esto es importante.
Le recriminamos amistosamente que se haya ido o por lo menos acercado a los Cerros de Úbeda.
A mi evidentemente de la Iglesia hay muchas cosas que no me gustan.
Damos otra vuelta de tuerca y preguntamos cómo se le explica a la que hoy es su mujer cuando se empieza una relación lo que se ha sido y de dónde se viene, puede parecer chocante.
Mi mujer no era ajena a este mundo. En el 2004 vi que tal vez lo mío no era ser cura. Entonces me propusieron ir a Ecuador a una experiencia de verano junto con un compañero que ahora es cura y con el que por aquel entonces era el rector del Seminario. Entonces allí en Ecuador estaba en una ciudad que se llama Bahía de Caraquez en la zona del Pacífico. Allí el Grupo Misionero Vasco llevaba tres parroquias, Bahía de Caraquez, San Vicente de Maraví y San Isidro. Entonces en San Vicente de Maraví, mi mujer que es alavesa, formaba parte de ese Grupo Misionero Vasco estando allí como psicóloga y llevando tareas de promoción de la mujer, etc. Entonces aterricé allí y comenzó una historia de amor, aunque parezca una cursilada.
¿Pero cuando aquello todavía eras seminarista? Exclamamos casi al unísono.
Sí y todavía recuerdo que conmigo estaba el rector del seminario, que evidentemente se dio cuenta y me dijo: ¡Richard!…Al principio niegas, igual que negó Pedro a nuestro Señor, pero al final pues bueno…
Luego el Regreso.
Estoy tres meses allí y regreso al Seminario, pero me voy a mi casa porque allí ya no pintaba nada. Entonces yo ya les digo en el seminario pues que,… que no.
Sin duda difícil momento.
Eso fue para mí… ese año, no ese momento, sino lo que va de septiembre de 2003 a septiembre de 2004, esos fueron para mi unos momentos durísimos. O sea… Todo es para bien, pero fue duro, porque al final vienes aquí, tengo que ir a mi casa, tengo que ir a la parroquia y decir que esto lo dejo… entonces eso cuesta.
Hacemos una observación ciertamente malévola. La gente que no lo ha vivido y que ha sabido lo que te ha pasado es muy fácil que hubiera hecho el reduccionismo y que te hubiera dicho lo has dejado por una mujer.
Sí, pero no es verdad, es decir yo no lo dejo por una mujer, otra cosa es que en el proceso de dejarlo, te enamoras de una persona que son cosas muy distintas. Es como cuando suelen decir que alguien se ha separado porque ha conocido a una mujer, normalmente eso no suele ser así. Normalmente ese matrimonio estaba ya en crisis y eso hace que,… pero no es que conozca a una mujer y entra en crisis lo que tenía antes. Yo eso no me lo he creído nunca, lo que pasa es que esa es la respuesta fácil para quitarse el muerto.
Cual interrogatorio propio de un fiscal, dejamos caer que tal vez fuera el detonante.
No, yo creo que lo hubiese dejado de todas formas, lo que sí es verdad que igual hay cosas que facilitan, que precipitan.
Sin embargo tiene que costar convencer a los demás, aun a pesar de que tú lo tengas claro. Tú has dicho yo tengo que venir aquí decirles a unos que lo dejo, a otros que lo dejo. Al final parece que tienes que justificar lo dejo pero no es por esto.
Creo que esas son cárceles que nos hacemos cada uno de nosotros, al final vuelvo a lo de antes, la persona que te quiere como eres no le hace falta que le expliques mucho.
Por otra parte tampoco sería ningún crimen haberlo dejado por una mujer.
A parte de eso. Muchas veces nosotros a nivel sicológico somos los que intentamos justificarnos ante terceros.
Otra vez aparece el entorno, la gente que nos quiere, aquellos que no necesitan demasiadas explicaciones de nuestros actos.
Bueno desde mi familia, como ya en el último año ya habían visto que no estaba yo llevando aquello con la alegría del principio, pues al final tampoco fue una sorpresa, igual lo fue para otras personas más alejadas. Lo que pasa que hay personas que te conocen de una manera muy lejana, como muy institucional o algo así. De la gente que yo tenía trato de tú a tú, pues yo creo que tampoco fue una sorpresa.
Entonces… entonces al final yo volví aquí…claro dejas el seminario y esa es otra… ahora a buscarse la vida. Estuve primero durante un año dando clase en dos colegios porque a través del obispado de Bilbao, me dijeron bueno Richard: como tú tienes la carrera de teología hecha hay estas dos plazas libres. Estuve durante un año dando clase de religión en el colegio del Carmen de Indautxu y en un colegio de Gallarta que se llama San Felix Cantalicio.
¿Se puede ganar uno la vida dando clases de religión?
Sí, un profesor de religión tiene el sueldo de un profesor de segunda enseñanza, lo que pasa es que las condiciones laborales de un profesor de religión,…muchas veces el profesor de religión es una figura un tanto peculiar que depende también del plácet del obispo de turno y que de la noche a la mañana se puede quedar en la calle porque el obispo de turno le retire el plácet. Así de claro.
Aparece un tema desconocido para nosotros, pensábamos que dependía del Ministerio de Educación.
No, le paga educación pero tiene que tener el beneplácito del obispo de cada diócesis.
¿Eso como se ve entre los profesores de otras asignaturas?
Mal, lo que pasa que yo no di clases en colegios públicos. En el colegio público sí que puede haber más tensiones. Daros cuenta de que son funcionarios y de repente está la figura del profesor de religión que no lo es, que es una persona que nombra la Diócesis pero que claro que es terriblemente vulnerable, porque la iglesia dice que tú tienes esa encomienda de dar clases de religión, pero que eso tiene que estar dentro de un orden de vida, entonces si ese orden de vida no es el adecuado el obispo te puede retirar el plácet.
¿Y eso pasó?
No, en mi caso no. Yo estuve un año y luego recuerdo que Donato estaba en la residencia y se quería jubilar y me ofrecieron a mí estar allí. Yo estuve un año y un periodo de docencia de este tipo tampoco da para mucho, te sirve para tener una aproximación al mundo de la enseñanza, al mundo de los docentes. Y ojito. La gente habla de que bien viven los profesores, pero el mundo de la docencia es un mundo que tienes que tener mucha vocación para estar ahí, porque si no es insufrible, por muchas vacaciones que puedan tener.
¿Y a que achacas esa crudeza en la enseñanza?
Yo creo que en general al propio mundo en el que vivimos. Es un mundo hostil. Opino que tienes que tener vocación de enseñar.
Se habla mucho de que el respeto de los alumnos a los profesores ha cambiado mucho con el paso de los tiempos.
No solo es el respeto, son más cosas, son las familias, es todo hoy en día. Yo respecto a los profesores, sobre todo a lo que se refiere a la segunda enseñanza, ¡Ojo! Yo creo que son papeletas duras, por lo menos a mí me merecen un respeto y una admiración. Para mí es un trabajo duro. Yo estuve un año y la verdad que cuando das clases de religión,… bueno normalmente es una asignatura que la gente se la toma a chota y tampoco eres el malo de la película, pero te sirve un poco para aproximarte a ese mundo, ver cómo están viviendo otros compañeros.
Siguiendo un poco con esto de la enseñanza. Tú estudias Teología, eso para el ciudadano de a pie tal vez diga poco. ¿Realmente que se estudia y que se aprende?
La carrera de teología fundamentalmente es de orden antropológico. Ahora con estas reformas educativas que ha habido no sé cómo está la cosa, pero cuando yo la hice eran cinco años y los dos primeros eran fundamentalmente Filosofía pura. En Deusto el primer ciclo se estudiaba con los que estudiaban Filosofía. Fijaos que ganado estábamos allí, lo más raro que te puedes encontrar en el mundo.
¿Con que años llegas a la universidad?
Con 25. Tienes gente allí de 18 y de treinta y tantos, porque no son las típicas carreras que va a hacer uno para luego trabajar en algo. Tenía algún compañero que era profesor de la UPV o gente que se había jubilado con cincuenta y tantos y se ponía a estudiar, o uno de 18 rarísimo que le había dado por eso, que eran los menos. Yo con 25 era uno de los más jóvenes de la clase. Sobre todo es una formación de tipo humanístico antropológico que ¿para qué sirve? para nada (risas). Es que al final las cosas importantes de la vida no sirven para nada. Yo puedo decir que lo que no sirve para nada es lo que más me ha servido. Alguno dirá pues vaya bobada. Pues ninguna.
Una de las tragedias del sistema educativo actual, es que estamos compartimentando el saber y reduciendo la enseñanza a un hacer cosas, yo creo que la enseñanza no es fundamentalmente un hacer cosas, sino un saberse aproximar a las cosas y tomar decisiones entre las cosas. Todas esas carreras que hoy en día dicen que no sirven para nada, filosofía, teología,…claro si entendemos que tienen que valer para hacer tornillos, pues no valen, pero si es verdad que si haces tornillos los haces de otra forma.
En ese sentido, muchas cosas que he estudiado, igual en el momento en que las he estudiado he pensado que no servían para nada. Pero luego me he dado cuenta de que sirven para muchísimo. Sobre todo ahora cuando tratas con gente a nivel laboral es lo que más me ha servido. Lo que no vale para nada.
¿Tú crees que los años que has pasado vinculado a la iglesia a nivel personal te han dejado un poso?
Yo creo que soy lo que soy gracias a eso. (Otra frase digna de ser enmarcada. Deja bien a las claras que no hay en él ni un pequeño atisbo de resentimiento.)
Te recordábamos como una persona más bien tímida y algo introvertida, sin embargo ahora se te ve hablar con gran seguridad.
Sí, yo creo que eso me lo ha dado el seminario y los 40 años que tengo, pero sobretodo el seminario. Bueno cuando digo el Seminario suena a institución, y eso no me gusta. El seminario son personas.
Algo que vinculado a la iglesia que no suene a institución es complicado…
Hay gente que puede decir que haber pertenecido a tal partido o a tal sindicato me ha enriquecido, pero igual no es el partido sino las personas con las que tú has estado allí.
En cuanto si he sido un tío tímido pues no lo sé, tal vez o a lo mejor he proyectado más esa imagen de lo que he sido, pero ahora no creo que sea una persona tímida.
El Seminario también te da eso, el tratar con la gente.
Cuando vas haciendo daños, también te vas formando. El otro día mirando el facebook una persona hacía una lectura de fracaso de un hecho concreto y yo le conteste: “Bueno, si donde más aprendemos es en el fracaso.” Las lecciones que aprendemos ¿Cuándo son? Cuando te dan leña. Si verdaderamente no tocas fondo no aprendes bien la lección. Lo que os decía antes. Hay realidades en la vida en las que si intentas vivir con un mínimo de coherencia, te tienes que enfrentar a ellas y si no mientes, pero no es que mientas a otros, es que te mientes a ti y eso es lo peor que creo que le puede pasar a una persona. Eso sí que me da miedo a mí. Lo que más miedo me da, y eso no quiere decir que no tenga mis contradicciones, porque soy el primero en tenerlas y muchísimas. Eso es importante y es un tema que vosotros desde aquí, desde estas entrevistas que estáis haciendo a gente de Balmaseda pues veréis que cada uno tiene su mundo, pero yo creo que es lo fundamental. Si hay algo que yo creo que debemos hacer es intentar decir a la gente que tiene un valor en sí misma, no por lo que haga ni por lo que piense, ni por la imagen que tengan de él, sino que tiene un valor en sí misma. Tú tienes un valor por ser Jokin y tú Jon igual, independientemente de lo que seas y es que hay un valor que es el valor fundamental y yo creo que eso lo estamos perdiendo. Estamos instrumentalizando a la gente.
Hablemos de la paternidad.
Es una etapa tan nueva que no tiene nada que ver con lo que he vivido anteriormente. Muchas veces te das cuenta cuando has estado en grupos con jóvenes, con mayores que muchas veces hablas de lo que no sabes. Muchas veces los que hablamos muchos, hablamos de cosas que no sabemos o que hemos leído. Yo estoy viviendo una etapa radicalmente nueva y estoy muy feliz… y creo que es de las cosas más bonitas que a uno le pueden pasar. Cuando uno es padre se ven las cosas de otra manera. Antes salías del trabajo y te ibas a casa con problemas que te reventaban la cabeza pero cuando ya empiezas a salir de ti y pones en el otro. Cuando hay un niño relativizas todo.
Hacemos un punto y aparte y pasamos a una segunda parte de la entrevista. Conocemos el interés de Ricardo por la Historia en general y en particular por la de nuestra villa. Sabemos también de su cruzada por la pérdida del patrimonio artístico y cultural. Nos interesa saber de dónde nace esa inquietud.
Lo tengo como una afición y si os digo la verdad es que no lo sé. Yo creo que han hecho mucho, personas con las que yo he estado bastante tiempo, que también han tenido esa inquietud, por ejemplo Donato Martínez o Bingen Urquijo que ahora vive en Bruselas. Pero no tengo una razón última del por qué. Yo solo sé que si sale algo de Balmaseda siempre estoy ahí. Yo gracias ahora a esta herramienta del Facebook, que algunos critican mucho pero que a mí me parece muy buena, he podido acceder a inquietudes de diversos campos y a tener contacto con gente que nos teníamos un poco olvidados.
Yo me he sentido muy orgulloso de pertenecer a esta villa, sobre todo por lo que yo creo que ha sido Balmaseda. Una población donde ha habido un discurrir de gentes, de pensamientos, de forma de ser, de forma de trabajar, una vía comercial. Yo creo que a mí eso me ha gustado y me ha enganchado. Aquí hubo una aljama de los judíos. Todas esas cosas me han gustado y me han enganchado. Creo que Balmaseda a lo largo de la historia ha tenido una cierta solidaridad entre las personas que han conformado esta comunidad de vida.
Indagamos en las cuestiones que le agradan y le desagradan del Balmaseda de hoy.
Me gusta, y no es por haceros la pelota, que haya personas con inquietudes de este tipo, eso me parece muy bueno, porque eso en todos los sitios no lo hay. En eso Balmaseda tiene un nivel de asociación importante, luego dará lo que dé, pero lo tiene.
Yo no sé si ahora en la relación entre vecinos se forma parte de una comunidad. Me da la sensación de que hay cierta cohesión social. Lo que sí es verdad es que la gente de Balmaseda es muy de Balmaseda. Yo creo que Balma tiene cosas que decir en el entorno, ese asociacionismo, esos grupos de montaña, de danzas, de misiones,…Hay una riqueza que hay que valorarla. Yo lo valoro.
Tocamos el tema de los olvidados, asunto en el que se mueva como pez en el agua.
Sí, yo creo que hay grandes olvidados aquí. Que personas como Martín de los Heros que escribió a mediados de s.XIX una Historia, que es la Historia de Balmaseda en esta Villa no tenga una calle. Hay gente que no sabe ni quién es. Conocen a Martín Mendia, pero no saben quién es Martín de los Heros.
Su importancia no se puede cuestionar, pero la queremos poner en su justa medida.
No sé si será el más importante o el que más cosas importantes haya hecho, pero que gracias a él nos ha llegado una Historia de Balmaseda que es una obra muy buena, sí. Y no lo digo yo lo dice Balparda. De hecho en el prólogo dice que no es una historia al uso de las historias localistas que se escribían en otros sitio en las que se dedicaban a alabar los monumentos locales, sino que él dice que es una historia de España contada desde Balmaseda y eso me parece importantísimo. Aparte fue ministro en tiempos de Isabel II, fue Presidente del Congreso de los Diputados, Jefe de la Casa Real, un liberal en el exilio, porque sino se lo hubieran cargado en la época de Fernando VII. Es un personaje importante a nivel estatal pero en Madrid tiene una calle, en Bilbao tiene la calle Heros. En Balmaseda no tiene nada. Bueno miento, el Archivo Municipal que se llama Martin de los Heros, desde que se inauguró la Kultur-etxea no hace tanto tiempo.
Sobre la trasmisión de esas inquietudes a quien competa, se muestra apesadumbrado.
Yo creo que ya he sido muy pesado.
Nos hacemos participes de la penuria que supone el ir perdiendo retazos de la historia de nuestra villa, de nuestra propia historia al fin y al cabo.
Le comentamos que acaban de poner una placa en el parque de los columpios con el nombre de Santa Clara.
Hombre, menos mal. (Se alegra.)
Le solicitamos más personajes importantes de nuestra historia.
Otro balmasedano importante fue Ramón Gil de la Cuadra, fue Ministro de Ultramar, lo que sería ahora Asuntos Exteriores, fue también Ministro de la Gobernación que equivaldría hoy en día a Interior, con Isabel II también. Fue una de las personas que estuvo en una comisión entre E.E.U.U. y España para trazar las lindes entre los Estados Unidos de América y México que cuando aquello era territorio español. Pues bueno, en el ostracismo absoluto, nadie sabe quién es ni que existió.
Otro personaje también importante en la villa ha sido Martín Rodríguez Seminario, fue el organista durante muchos años de la parroquia de San Severino y el que compuso el himno a Balmaseda. Olvidado completamente y alguno más que me dejaré por ahí. Yo creo que ha habido personajes importantes. Tened cuenta que en tiempo de Isabel II hubo dos ministros balmasedanos en un mismo equipo de gobierno.
Pero también nos importan los personajes de nuestros tiempos que para Ricardo sean dignos de reseñar.
Pues para mi Txomin Etxebarria. Es un personaje que se podrá estar de acuerdo con él o no, criticar lo que dice o no hacerlo, pero que ha metido muchas horas de estudio, de dedicación, de archivo, de trabajo pagado de su bolsillo.
¿Quizá para Balmaseda sea un lujo tener a alguien como Txomin Etxebarria?
A título personal creo que merece un reconocimiento a nivel municipal que no tiene y que debiera tener. Pero bueno, es una opinión mía y otros no lo creen así.
Una cosa que no quiero que se me olvide es lo de la aljama de los judíos. Ya sabéis que la única que hubo en Bizkaia estuvo en Balmaseda. Pues no hay ninguna alusión, ni plaquita ni nada en el barrio de San Lorenzo donde estuvo situada. En la plazuela donde ahora está situada la “b” podría ponerse un letrerito diciendo en esta zona estuvo situado… Yo creo que esos detalles hacen que un pueblo sea un pueblo, o una villa sea una villa. Al final lo que no se escribe se borra y se olvida; lo sabrán tres que les da por leer estas cosas, pero nada más, pero si tú pones un cartel ya lo saben bastantes más. Son realidades que es bueno que no se vayan de la memoria, las cosas cuando se van de la memoria dejan de existir .
Mi lugar preferido de Balmaseda es el complejo de Santa Clara lo que ahora es el Hotel San Roque, que yo no sé porque lo pusieron Hotel San Roque, aquí todo se tiene que llamar San Roque o Kolitza, lo deberían de haber puesto Santa Clara porque allí hubo una comunidad de clarisas hasta el año 82 ó 83.
Nos recuerda el viaje de las clarisas, un asunto que le apasiona.
Julia Gómez Prieto que ha sido profesora de la Universidad de Deusto, y que ha escrito mucho sobre la Historia de Balmaseda, habla en sus libros del Convento de santa Clara.
Tenemos la suerte de que se ha conservado completo, tenemos lo que es ahora el Hotel que era el Convento, lo que es la Iglesia que es el Museo del vía crucis y luego la casa de al lado que era una preceptoría, era una escuela de latinidad que sería lo que ahora es la ESO. Ahí se formaba la gente para poder luego acceder a la Universidad, en Salamanca, Valladolid o donde fuera.
Eso se hace con el legado de Juan de la Piedra, que fue un balmasedano que emigró a América, y en Panamá hizo fortuna. En su testamentaría deja dinero para que 1666 se haga ese complejo, que afortunadamente llega hasta nosotros entero.
Julia Gómez Prieto pública las Memorias de Balmaseda de Enrique de Bedia que es otro personaje fundamental (la Biblioteca Municipal lleva su nombre), que estaban inéditas y recogió en dos libros publicados en los años 90, todas las fuentes de Balmaseda que había dispersas por ahí, agrupandolas y ahí cita también cuando se fundó el convento de Santa Clara. Monjas provenientes del monasterio de San Martín de Don en el valle de Tobalina, -entre las que había algunas monjas balmasedanas, como Jacinta de la Puente que luego fue la primera abadesa-, viajaron hasta Balmaseda para residir en el convento que lo habían inaugurado recientemente. Estuvieron las clarisas desde el s. XVI hasta 1982, tampoco hay un recuerdo de ellas. La gente joven no sabe ni que eso era un convento de clarisas, también se podría poner una placa explicando lo que fue eso. En la calle de Enmedio tenéis lo que fue la residencia León Trucios, antiguo hospital y casa de Misericordia de la villa de Balmaseda que se traslada, no se funda, desde la calle de enmedio hasta donde está ahora en 1862 hace 150 años. Se traslada porque se les queda pequeño y en ruinas. Una institución que tiene un curioso origen histórico. Es el antiguo hospital que existe para atender a menesterosos, pobres de solemnidad y peregrinos. Primero está en manos del Cabildo Eclesiástico hasta 1850 aproximadamente en que se forma una Junta de Caridad, formada por el Alcalde de la Villa, el cura párroco y alguna persona de posibles y como eso ha llegado hasta nuestra época, pues eso afortunadamente se ha conservado, pero una plaquita explicativa no estaría mal. Hay cosas que no hace falta mucho dinero para hacerlas simplemente serían unas leyendas.
Todavía queda patrimonio en la Villa pero se ha destrozado mucho.
En los últimos 40 años se han hecho barbaridades, como tirar la Torre de los Amezaga, casa de Llaguno, o tirar el Caserón de los Marqueses de Legarda en la Plazuela del Marqués. Esas creo que son las dos más gordas que se han hecho. Cuando tú te cargas un edificio de esa envergadura, cuando tú te cargas un edificio del siglo XV o XVI, has matado el alma de tú pueblo, es que pasas a ser igual que un barrio de donde sea. Si te cargas el Palacio del Almirante Diego Urrutia para construir un edificio de ladrillo cara vista ¿Qué diferencia tienes con cualquier otro pueblo? Ninguna. No solo es el crimen arquitectónico, que es terrible, pero sobretodo es lo otro. La ermita del Cristo que también se tiró.
El Palacio de Buñuel, puede ser un ejemplo…
A mí personalmente el tejado no me gusta, bueno voy a ser más explícito el alero del tejado no me gusta.
¿Eso también te parece un crimen?
Tanto como eso no lo sé, porque habrá que verlo terminado, pero el alero a mí no me gusta. Yo he hablado con algunas personas que son entendidas en arte y algunos lo justifican diciendo que eso se lleva ahora.
¿Pero estamos hablando de Patrimonio?
Eso a mí no me gusta. Esas actuaciones de restauración que suponen esos choques tan fuertes entre lo que había y lo que se pone… aunque no soy ningún entendido en la materia.
Nos viene a la cabeza la Casa de Juntas de Avellaneda.
Bueno, eso ya es un delito de lesa humanidad. Eso lo hacen en Gernika y no queda ahí. Para mí lo de la Casa de Juntas es un pegote inmundo y horroroso que yo cuando paso por ahí procuro ni mirar. Pero tampoco tengo la verdad absoluta, es mi opinión.
Si bien, es una opinión bastante extendida.
Yo a veces he tanteado a gente, no políticos, para saber qué les parece y lo justifican diciendo que cosas como esta, ahora se llevan.
¿Puede ser el problema que los Ayuntamientos se dotan de un equipo de arquitectos, aparejadores, etc. Pero una Villa como Balmaseda también tendría que tener la otra parte, alguien que desde dentro del Ayuntamiento fuese consciente de que hay un Patrimonio?
Yo supongo que los Arquitectos saben de esto, pero yo no sé qué criterios tienen para acometer este tipo de reformas. Este verano viajé por Castilla y en algún edificio bastante más antiguo que este, habían hecho una reforma de este tipo, o en el mismo convento de Gordexola que ahora se llama Ibaia. Son reformas que están muy extendidas pero que a mí me chocan. Si fuera mi casa yo lo hubiera hecho de otra forma.
Son las casas de todos.
Pues sí, y yo supongo que hacerlo de otra forma no costara más.
Para concluir, alguna cosa que quieras añadir.
A mi si me gustaría que en esta situación tan mala que tenemos actualmente, de paro, de gente que están viviendo situaciones tremendas, recuperar eso que ha sido Balmaseda de un apoyarnos, de un a ver si salimos entre todos, que parece muy utópico, pero que yo creo que es importante. Yo por mi parte siempre intento salvar a la persona y eso es algo que tenemos que recuperar, salvar a la persona. El padre o la madre te puede gustar o no, pero son los que tienes y los vecinos tampoco los has elegido tú. Tenemos derecho a pensar distinto de los demás, pero algún punto de coincidencia habrá. Y creo que en este sentido se está politizando en el mal sentido de la palabra, y creo que eso no hace bien y creo que a veces por hacer daño a aquel me cargo a este ¡Ojito! Cuando se trata con personas y con instrumentalizar a las mismas.
¿Tú crees que hay personas o familias que están muy encasilladas o perfiladas políticamente y eso puede crear rencillas con otras personas o familias con un perfil político distinto?
Puede ser que a la gente se le pone una etiqueta y cuidado con etiquetar. Lo que más asco me da a mi es cuando se instrumentaliza a algo o a alguien para ir a favor o en contra de…
A mí no me gusta y yo voy a intentar no ir por ahí.
Esto es lo que yo os puedo decir si ha servido de algo.
Nos despedimos de nuestro amigo Richard, habiendo pasado un rato agradable y con la sensación de habernos acercado a sus sentimientos. Tal vez las frías palabras, acompañada de nuestra torpeza al plasmarlas en el papel no sean capaces de hacer percibir lo que nosotros hemos sentido. El sentimiento de un hombre que en el esfuerzo de ser honrado consigo mismo, padeció y luchó con ese enemigo que es el propio yo. Los gestos, el tono de la voz, la mirada…nos hace pensar que la batalla fue encarnizada. La sonrisa franca de este hombre, nos sigue recordando a la de aquel niño que con pantalón corto compartía travesuras con nosotros en el patio de Las Monjas. Eso sin duda nos indica que la batalla se ganó.